Hay un mito, maliciosamente mantenido por toda la ideología capitalista neoliberal y privatista dominante, que muestra casi con obstinación que «ir a un hospital o centro de salud público es la muerte». Y no es así. ¿Quién dijo que lo privado funciona mejor que lo público? Las fuerzas armadas latinoamericanas son públicas, pagadas con los impuestos de la población, y cuando tuvieron que funcionar, funcionaron muy bien. Que lo digan los habitantes del Altiplano, pueblos originarios de Guatemala.
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