martes, 28 de diciembre de 2021

HÉROE

La dictadura del general M. ya llevaba nueve años y no daba miras de terminar. Por el contrario, estos últimos meses había arreciado. Ahora se vivía, además del estado de sitio, con riguroso toque de queda. A las nueve de la noche las ciudades quedaban desiertas y solo patrullas militares podían verse. Muchas veces el propio general M. acompañaba en las rondas, con ropa de fajina y muy poca escolta.

 

Alberto –Tito para toda la barriada pobre donde vivía, aprendiz de mecánico– acababa de cumplir los dieciséis. Su primera noviecita, Irma, lo tenía loco. En un arrebato de amor le había prometido sacarla del tugurio en que habitaban. Todas las noches la visitaba cuando anochecía, a veces flores en mano. Aquel día se le había hecho tarde y la visita terminó cuando empezaba el toque de queda. Pese a los ruegos de Irma, prefirió partir.

 

Cuando la patrulla vio una sombra desplazándose por los callejones del barrio, antro de malhechores y subversivos ateos y apátridas peligrosos para el sistema, el mismo general M. dio la voz de alto. Tito prefirió correr. Se internó por los interminables recovecos donde se había criado y que conocía a la perfección. Dos soldados y el general lo persiguieron. Los soldados se perdieron, pero M. creyó encontrar la pista y se dejó llevar por su olfato de perseguidor. No se había equivocado: oculto tras unos depósitos de basura Tito temblaba sin saber qué hacer.

 

El tropezón del general fue providencial. La nueve milímetros escapó de su mano y cayó junto al joven. Tiritando de miedo, con los ojos cerrados, Tito no sabe cómo pudo hacer puntería. Lo cierto es que el balazo certero entró por la frente del militar.

 

Con la inesperada muerte del general M. empezó un proceso de alzamiento popular, indetenible, impetuoso, que acabó forzando a la dictadura a convocar elecciones que ganó la izquierda. Tito es hoy un reputado héroe y está estudiando ingeniería mecánica.

 


jueves, 23 de diciembre de 2021

¿PUEDE HABER POBLACIONES “MARGINALES”?

En toda sociedad medianamente desarrollada que ya superó su estadio primigenio de cazadores y recolectores, es decir: grupos humanos sedentarios que producen más de lo estrictamente necesario para la sobrevivencia diaria, encontramos formas cada vez más complejas de organización. Integrarse a esas formas dominantes es lo normal y esperable; la inmensa mayoría lo hace –“Amar y producir”, dirá Freud, siendo esos los criterios de normalidad–, quedando un resto que, o se integra deficientemente, o no se integra nunca (los locos, los raros, los delincuentes). En otras palabras: siempre hay un espacio, pequeño por cierto, para la no-integración. Freud decía que la neurosis (nuestro modo “normal” de ser), es decir: la entrada en la cultura, en el orden de la Ley, es el costo de la civilización. Podría agregarse que también la psicosis (la locura) y la trasgresión (todas las formas de actos delictivos) indican ese costo. Con esto estamos hablando de “marginales” en términos individuales; lo patético es que ahora nos enfrentamos a una marginalidad global. ¿Puede haber acaso poblaciones “marginales”, “sobrantes”? ¿Acaso países marginales?

 

El peso relativo de los países pobres (el Sur) es cada vez menor en el concierto internacional. Las materias primas pierden valor aceleradamente ante los productos con alta tecnología incorporada que elaboran los del Norte –obligando a consumir a los del Sur–. Los pobres son cada vez más pobres; y cada vez quedan más confinados a las áreas llamadas “marginales”. ¿Marginadas de qué? ¿Acaso sobran? La pobreza va quedando más delimitada y ubicada en ghettos (quizá nueva forma de asilo, o de cárcel). Pero trágicamente esos bolsones no son minorías discordantes, sino que van pasando a ser lo dominante. En las grandes urbes del Tercer Mundo (y también, aunque en menor medida, en el Norte) las zonas marginales crecen imparablemente. En algunos casos albergan ya cantidades importantes de la población de algunas ciudades (una cuarta parte en muchas ciudades latinoamericanas).

 

Por supuesto que nadie “sobra”, pero para la lógica imperante pareciera que sí.

 


miércoles, 22 de diciembre de 2021

¡ESTO ES EL NEOLIBERALISMO! (capitalismo salvaje, sin anestesia)

A: Al fin conseguí trabajo.

 

B: Me alegro. ¡Felicitaciones! Y ¿qué tal el nuevo puesto?

 

A: Bueno…, no es la gran cosa, pero es trabajo. Después de seis meses sin nada, algo es algo.

 

B: Sí, claro. Hay que conformarse con lo que sea hoy día. ¿Cuánto te van a pagar?

 

A: 2,500.

 

B: Pero ese no es el salario mínimo, ¿no?

 

A: No, no… ¡Ya lo sé! Aunque hoy día hay que agarrar lo que venga. 

 

B: ¿Prestaciones de ley? ¿Aguinaldo, bono 14, vacaciones, seguro de salud?

 

A: No, ni pensarlo. Ya una sabe cómo te contratan ahora. Se aprovechan. Y menos mal que no me pidieron el culo.

 

B: ¡Qué mierda todo!, ¿no? ¿Y no se podrá protestar?

 

A: ¿Adónde? Si ya ni sindicatos hay. Los que quedan son una payasada, una sarta de corruptos acomodados que solo le chupan el culo a las patronales.

 

B: Sí, es cierto. ¡Qué paliza que nos han dado!, ¿verdad?

 

A: Por eso hay que quedarse calladita la boca y aceptar lo que sea. A duras penas pude conseguir esto, así que ahora ¡a cuidarlo como un tesoro!

 

 

EL CAPITALISMO SOCIALDEMÓCRATA ES LO MISMO, PERO CON ANESTESIA. EL PROBLEMA NO ES EL NEOLIBERALISMO… ¡ES EL CAPITALISMO!



 

martes, 21 de diciembre de 2021

CAPITALISMO VERDE: ¡QUÉ HIPOCRESÍA!

El capitalismo tiene de verde…. ¡solo el color de los billetes de dólar!

 

Ahora los grandes capitales “se preocupan” por la catástrofe ecológica que han causado con varios siglos de producción desaforada. Viendo que el desastre ocasionado con el modelo de consumo en juego es cosa muy seria, intentan remediarlo. Y para ello muestran su mejor cara; ahora todo es “verde” (mientras se sigue implementando la obsolescencia programada y forzando a consumir). Hay allí una tremenda hipocresía.

 

Ejemplo patético: el empresario español Florentino Pérez, dueño –entre otras cosas– del equipo de fútbol Real Madrid, viste a los jugadores con una hermosa camiseta VERDE (¡qué ecológico!) … mientras en Guatemala, asociado a capitales locales, desvía el curso del río Cahabón para su empresa hidroeléctrica, pisoteando a los pueblos originarios a los que deja SIN AGUA, protesta por la que está preso injustamente el activista maya-quekchí Bernardo Caal Xol.

 

¿CAPITALISMO VERDE O HIPOCRESÍA DESCARADA?



lunes, 20 de diciembre de 2021

TEOREMA

Durante el siglo XVIII, cuando Europa se sentía el centro del mundo imponiendo su civilización a punta de cañonazos y bayonetas, se dio una curiosa historia que recién ahora sale a luz. Revisando viejos documentos ganados por el moho encontrados en el sótano de la antigua casona de la familia L., hoy día convertida en museo, en la medieval y hermosa ciudad de N., unos historiadores pudieron reconstruir esta llamativa curiosidad.

 

En esa casa nació, vivió y murió el gran matemático G. L. Su vida estuvo enteramente dedicada al estudio y la investigación, legando a la humanidad su archiconocido Teorema de L., que años después sirviera para desarrollar buena parte de los viajes interplanetarios. Según pudo saberse a partir de esas mohosas cartas ahora recuperadas, hay mucha tela que cortar en su producción científica.

 

G. fue el hijo mayor de un acaudalado comerciante, quien llegó a tener una gran prosperidad para mediados de ese siglo. Oficialmente este mercader tuvo seis hijos, pero fuera del matrimonio parece haber engendrado una cantidad indeterminada de otros vástagos, no inferior a doce, quizá más. Uno de esos “hijos naturales” fue M. “Un bastardo”, como M. solía designarse a sí mismo.

 

Resulta ser que G., como primogénito, heredó la mayor parte de la fortuna de su padre. Pero por su afición a las matemáticas, solo se quedó con la casona; la empresa algodonera la dejó en manos de sus hermanos. Él se consagró a la investigación y la docencia; los números eran su obsesión. Renta familiar nunca le faltó.

 

Resulta también que M., el “bastardo”, a los cuatro años fue a parar a la familia como entenado. Era costumbre bastante común en ese entonces que las familias acomodadas tuvieran ese gesto de buena voluntad, adoptando un pupilo, un semi-hijastro, que corría distintas suertes. Nunca sería como los hijos legítimos, pero en algunos casos obtenían algunos beneficios; por ejemplo: se les alfabetizaba.

 

M. era tremendamente inteligente. Aunque había un gran problema: era zurdo. Problema, porque se consideraba que esa condición era una aberración, por lo que se obligaba a quienes la tenían a penosos esfuerzos para lograr acostumbrarse a manejar su mano derecha. Era costumbre, por tanto, amarrar el brazo izquierdo de los zurdos a su espalda, para forzarlos a no utilizar esa mano, obligando al uso de la otra. Los efectos así obtenidos eran diversos, habiéndose llegado al colmo, en más de alguna oportunidad, que una persona zurda, no soportando ese castigo, terminara por suicidarse a corta edad.

 

M. no era de esos. Con paciencia, casi con obstinación, llegó a manejar aceptablemente ambas manos. Claro que, en público, se cuidaba muy bien de no dejar ver que utilizaba la izquierda. Dada su alta capacidad natural, había llegado a tocar aceptablemente el violín, empleando la derecha para el arco, sin recibir clases formales, solo viendo lo que practicaban algunos de sus medio-hermanos. El profesor que llegaba cada semana, el destacado S., concertista eximio, no podía creer que un autodidacta lograra esos sonidos.

 

G., que ya de pequeño daba muestras de su capacidad para los números, estableció una profunda amistad con M., a quien siempre vio y trató como su hermanastro. De sus cinco hermanos legítimos (tres varones y dos mujeres), no prefería a nadie como su ser más cercano, sino a M. Preguntado muchas veces el porqué de esa relación, jamás dio una explicación convincente. Hoy, gracias a esas cartas que se pudieron recuperar –en realidad era el diario personal de G– pudo saberse que, en realidad, la única persona a la que amó, fue M. Existía una rara, oscura relación entre ambos.

 

M., medianamente aceptado por la familia como uno más –aunque las hermanas mujeres siempre lo despreciaron– no pasó de ser el mandadero de la casa, un criado con ciertos mínimos privilegios. Más o menos instruido, tocando el violín casi a escondidas, su suerte no fue distinta a la de cualquier criada o criado de los muchos que había. Con estos últimos compartía mesa y dormitorio. Además, como un suplicio perenne, era castigado si se le veía utilizando la mano zurda para hacer alguna tarea que “la buena educación” imponía debía hacerse con la diestra.

 

Lo curioso era la relación casi secreta que se había establecido con G. M., de oídas, fue adentrándose en el mundo de las matemáticas. Pitágoras, Euclides, Newton, Descartes pasaron a ser sus entrañables amigos intelectuales. Con su medio hermano jugaban a veces para ver quién resolvía más rápido una ecuación. G. estaba encantado con esos pasatiempos secretos. En silencio, envidiaba la capacidad descollante de su hermanastro.

 

En secreto también, era su salvación cuando se trataba de la mano izquierda. Dado que M. era tratado como criado, muchas veces debía hacer pesados trabajos en la casa; en muchas ocasiones necesitaba hacer mucha fuerza con las manos, levantar pesos, cargar objetos. Como no podía utilizar la mano zurda, pues se exponía a castigos, se encontraba muchas veces en serias dificultades. G., con una generosidad que no exhibía con sus hermanos oficiales, le ayudaba gentil. No entendía por qué esa locura ilógica de forzarlo a utilizar una mano que no era la más hábil.

 

Quizá esos favores fueron desarrollando en M. un sentimiento de deuda para con su medio hermano. G. era el único de todo el grupo familiar que no lo martirizaba con el uso obligado de la diestra. De hecho, a veces jugaban pulseadas utilizando ambos sus manos izquierdas; era ese un gesto de reconocimiento para con M., de algún modo premiando su condición de zurdo.

 

G. estaba sorprendido por cómo su “bastardo” hermano progresaba en las matemáticas. Muchas veces era M. quien lo ayudaba con algún cálculo. Sin mayor preparación académica, con lo poco que le habían enseñado en la casa, el expósito muchacho –su madre había muerto en el parto, y el padre no lo reconocía como hijo legítimo– daba muestras de una inteligencia brillante, tremendamente astuta, perspicaz.

 

Ninguno de los dos, ni G. ni M., contrajo matrimonio. Ambos envejecieron juntos, habitando la vieja casona familiar, el uno encumbrándose como profesor de Matemáticas en la Universidad de B., el otro como su criado. El dueño de casa siempre le permitió utilizar libremente su mano izquierda, aunque por razones inexplicables, ante los miembros de la familia –por ejemplo, cada vez que había una reunión de todos los hermanos, ya casados y con hijos en todos los casos, salvo G.– M. se cuidaba de utilizar solo la diestra.

 

En términos oficiales, M. era un tímido que casi no hablaba. Esa era la percepción que todos los integrantes de la familia tenían de él. G. sabía que no era exactamente así: hablaba poco, pero cada vez que lo hacía era para sentenciar algo con la mayor profundidad. Su inteligencia numérica era despampanante. En el juego de ajedrez, que también había aprendido como autodidacta, quedaba demostrado: muy pocas veces, en contadísimas ocasiones, G. pudo llegar a hacer tablas con M. Eso ya era un éxito. M., con la mayor modestia, solo sonreía benévolo al momento del triunfo.

 

De acuerdo a los empolvados papeles ahora descubiertos, pudo reconstruirse algo de la historia. No queda del todo claro qué los unía de esa forma, pero pareciera que existía una intensa ola amorosa allí. No sería improbable que, incluso, haya habido sexo. Los manuscritos no permiten aseverarlo con exactitud. Lo que sí quedó muy claro, según el diario personal de G., es que su famoso teorema, de una complejidad altísima, el mismo que lo llevara a la fama perpetuando su nombre en la historia, no fue creación propia sino obra de M. “Es injusto que lleve mi nombre. Debería llamarse el Teorema del bastardo zurdo”.



domingo, 19 de diciembre de 2021

¡DISPAREN A LOS OJOS!

En la ola de manifestaciones que barrió buena parte del mundo en el 2019, desaparecidas al año siguiente con la aparición de la pandemia de COVID-19, se repitió un mismo patrón: las protestas fueron reprimidas por fuerzas de seguridad de los distintos Estados con DISPAROS DE BALAS DE GOMA A LOS OJOS DE LOS MANIFESTANTES.

 

¿CASUALIDAD, O NUEVAS TÁCTICAS DE DISUASIÓN?

 

(Mike Pompeo, ex Secretario de Estado de Estados Unidos, durante las protestas en Chile del 2019 lo recomendó, agregando que siempre es necesario tener un Pinochet a la mano).



 

sábado, 18 de diciembre de 2021

AÑO 2000: SALUD PARA TODOS

¡JA, JA, JA….!

Esa fue la Declaración Final de la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud realizada en Alma-Ata, Kazajistán (por aquel entonces parte de la Unión Soviética), entre el 6 y el 12 de septiembre de 1978.

Hoy, 40 años después, con motivo del acaparamiento de las vacunas anti Covid-19 por parte de unos pocos países prósperos del Norte, cuyas poblaciones están altamente vacunadas e incluso tienen dosis de refuerzo, y una alarmante disparidad en el nivel de vacunación (Primer Mundo y Cuba: más de 70% de la población; África: 8%), el Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que eso es una “LOCURA EPIDEMIOLÓGICA Y MORALMENTE REPUGNANTE”.

Doctores: hay que buscar siempre el tratamiento de más calidad. Que es, por supuesto, el más caro. Ustedes me entienden”, advertía el director de un hospital privado a los médicos.

SALUD: ¿PARA TODOS O PARA BENEFICIO DE UNAS POCAS EMPRESAS CAPITALISTAS?



viernes, 17 de diciembre de 2021

¡FELIZ NAVIDAD! .... armada

En Estados Unidos Thomas Massie, ingeniero graduado en el MIT, miembro del Partido Republicano, congresista por el estado de Kentucky desde 2012, escribió en su cuenta de Twitter: “¡Feliz Navidad! PD. Santa, por favor trae munición”, y publicó esta foto familiar.

 

¿POR QUÉ SERÁ QUE EN ESTADOS UNIDOS CADA SEMANA HAY UN TIROTEO CON MUERTOS Y HERIDOS?

 

¿CÓMO ES QUE EL PRESIDENTE BUSH SE HABRÁ PREGUNTADO “¿POR QUÉ NOS ODIAN?”, REFIRIÉNDOSE A LA PERCEPCIÓN QUE EL MUNDO TIENE DE ELLOS FUERA DE ESTADOS UNIDOS?



 

miércoles, 15 de diciembre de 2021

martes, 14 de diciembre de 2021

IZQUIERDA TIBIA, DERECHA ABRASADORA (por ahora gana por knockout)

Con la caída de la Unión Soviética y el paso a mecanismos de mercado de China, el capitalismo se sintió triunfal. “Fin de la historia y de las ideologías”, gritó jubiloso. Las políticas neoliberales que venían imponiéndose para esos años completaron el panorama: el capital le propinó un golpe terrible a la clase trabajadora mundial, al pobrerío, al “pobretariado”, como dijo Frei Betto. En ese horizonte de desesperanza, apareció la Revolución Bolivariana en Venezuela -socialismo del siglo XXI se le llamó- y una serie de países latinoamericanos, siempre por vía de elecciones, tuvo gobiernos de centro-izquierda (Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Honduras). Vino luego una ola de restauración de ultraderecha (Bolsonaro, Macri, Piñera, Duque). Ahora se da una alternancia entre derecha neoliberal a ultranza e izquierda moderada. Cada elección ganada por un candidato no tan troglodita (López Obrador en México, Pedro Castillo en Perú, ahora Xiomara Castro en Honduras) se siente como un triunfo popular, casi de izquierda.

 

Esto deja ver que las propuestas de izquierdas, socialistas, revolucionarias -¡que nunca pueden darse por vía de las elecciones en el marco de la institucionalidad capitalista!, que solo pueden triunfar superando al Estado burgués- brillan por su ausencia. Deja ver también que el campo popular sigue terriblemente sometido, atontado, aturdido, derrotado por knockout. De ahí que un tibio triunfo socialdemócrata se lo puede sentir como un gran paso popular. La experiencia demuestra luego que no es tal.

 

SOCIALISMO NO ES QUE UN CAUDILLO CARISMÁTICO REGALE UN PAQUETE DE COMIDA O UNA CASA POPULAR

 


lunes, 13 de diciembre de 2021

¿SOLIDARIDAD? HISTORIA VERÍDICA

En algún país centroamericano, una agencia que vende vehículos caros, anuncia los nuevos modelos y eventuales ofertas a través de su página web. Quien administra esta última es una agencia publicitaria, y el encargado de mantener al día las promociones es un joven diseñador gráfico de 26 años.

Resulta que llegó un nuevo modelo, y en promoción se vende a 30,000 dólares. Pero en la página, por error de este diseñador, apareció el precio de 3,000 dólares (¡faltó un cero!)

Ni corto ni perezoso apareció alguien, acompañado de abogado, diciendo que si la oferta daba ese precio, a ese precio le tendrían que vender el vehículo, pues si así no lo hacían, era delito de estafa. La agencia, después de cabildeos varios, accedió a venderlo solo a ese cliente por 3,000 dólares, corrigiendo urgentemente el error en la página web. Pero los 27,000 dólares no cobrados… ¡¡se los cobraron al joven diseñador!!

 

¿TAN CRIMINALES PUEDEN SER EN UNA EMPRESA PRIVADA? BUSINESS ARE BUSINESS?



 

domingo, 12 de diciembre de 2021

JUBILACIÓN

Era su última misión. "Más de cuarenta años dedicado a esto…", exclamó con una mezcla de alegría y resignación. Se calzó sus botas, sus guantes, su capucha. Nunca, en toda su carrera profesional, había tenido una mácula. Todo el mundo lo admiraba, aunque ahora, seguramente por lo avanzado de la edad, más de algún crítico anónimo ya había sugerido que era el momento para retirarse, que era mejor hacerlo ahora, aún en la gloria, y no esperar un deterioro que podría arruinar décadas de brillo. Él también pensaba así, aunque su deseo más recóndito hubiera sido seguir con su trabajo. Pero, inteligente como era, se dio cuenta que ya iba perdiendo eficiencia. El momento para decir adiós había llegado. En la misión anterior una de las bombas nucleares que debió detener en el aire con las dos manos le había producido alguna quemadura. "Mal presagio", se dijo, y fue ahí donde tomó la decisión. Lo que lo angustiaba era que, en todos sus años de super héroe, nunca había hecho aportes jubilatorios, y ahora no sabía de qué iba a vivir. No tenía claro si para pedir limosnas en la puerta de alguna iglesia convendría usar el traje con el que se hizo famoso, o eso sería un problema. Volando ahora entre las nubes, en su último vuelo, lo decidiría.



 

 

sábado, 11 de diciembre de 2021

ORTOGRAFÍA: ¿UN DOLOR DE CABEZA INNECESARIO?

El español es hoy uno de los idiomas más hablados en el mundo como lengua materna. Con más de 500 millones de personas hispanohablantes desde la cuna, está entre los cinco idiomas más hablados en todo el planeta, junto al chino mandarín, el inglés, el hindi y el árabe. Por lo pronto, dado su gran difusión, es una de las cinco lenguas oficiales en el Sistema de Naciones Unidas.

 

El español es el idioma oficial de 21 países, latinoamericanos básicamente: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, España, Guinea Ecuatorial, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela; además de Puerto Rico, donde coexiste con el inglés. Aunque no sea idioma oficial, el español se habla también en Estados Unidos (ya varios estados sureños lo han oficializado, dado la gran cantidad de hispanohablantes con que cuentan), Belice, Andorra y Gibraltar. Como segunda lengua está en franco crecimiento, porque es uno de los idiomas más estudiados a nivel global.

 

La obra cumbre de su literatura, el inmortal “Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes Saavedra, es el segundo texto más leído mundialmente, luego del libro sagrado del cristianismo: la Biblia. A lo largo de los años, ha dado figuras del más alto renombre en las letras universales, ya clásicos obligados y traducidos a numerosos idiomas, muchas de ellas con Premio Nobel de Literatura: Miguel de Cervantes Saavedra, Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges, Calderón de la Barca, Octavio Paz, Jacinto Benavente, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Camilo José Cela, Francisco de Quevedo, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Eduardo Galeano, Miguel de Unamuno y un largo etcétera. Pero su ortografía es endemoniada.

 

“Se benden tortillas”, “Pinchaso”, “No horinar aquí”, “Se hasen valcones”. Anuncios así no nos sorprenden; por toda la geografía latinoamericana los encontramos. Incluso en más de algún aparato público puede leerse tranquilamente “Telefono”, sin tilde. Y aún más: en un cuadro del presidente Juan José Arévalo, en Guatemala, se ve en su banda presidencial la palabra “Livertad”. Y en Nicaragua, un documento emitido durante la Revolución Sandinista, llevaba un sello del “Govierno revolucionario”, mientras que una calificadora de excelencia universitaria de México otorga un certificado con la palabra “mencion”, sin acento. ¿Somos unos brutos que no sabemos escribir los hispanohablantes? La cuestión es más compleja.

 

Sin dudas en Guatemala (cosa común a toda el área hispanohablante), pese a un Nobel de Literatura (Miguel Ángel Asturias), un Príncipe de Asturias (Tito Monterroso), un Premio Internacional Juan Rulfo (Mario Monteforte Toledo) –grandes galardones de las letras mundiales– la ortografía es aún una asignatura pendiente. El 18% de analfabetismo abierto del país, más allá las mencionadas luminarias literarias, no augura sino más faltas de ortografía. Ahora bien: ¿es grave eso?

 

Retomando lo que dijeron otros grandes literatos de la región, el uruguayo Mario Benedetti, por ejemplo, podemos pensar algo más integral, más superador del asunto: “Los escritores latinoamericanos deberíamos dedicarnos a analizar otras cuestiones más importantes que afectan nuestra lengua, entre ellos, la alta tasa de analfabetismo que soporta la región”. O, como planteara el colombiano Gabriel García Márquez: “¡Juvilemos la hortografía! [Debemos] hacerla más humana, afable, familiar. (…) que se busque fin a ese tormento que padecen los hispanoparlantes desde la escuela”.

 

En realidad, la pregunta de fondo debería a apuntar a lo que señala Benedetti, o más aún, al meollo que está en juego en todo esto: ¿hasta dónde son necesarias esas tediosas reglas ortográficas? ¿Qué agregan ellas de verdaderamente positivo a la vida?

 

Seguramente decir esto traerá como reacción inmediata una andanada de críticas (viscerales en muchos casos) defendiendo a capa y espada la ortografía (una coma hace una gran diferencia: “Estoy de puta madre” no es lo mismo que decir “Estoy de puta, madre”). El debate, por cierto, no es nuevo.

 

De hecho, circula por allí un Manifiesto contra la Ortografía, donde se llama a su olvido para “dejar que todos podamos tener el derecho sagrado de escribir como nos dé la real gana y no como los académicos de la lengua española, en uso de su anacrónico y monárquico poder quieren que escribamos”.

 

Ahora bien: tomando la posición de quienes la adversan (que además de García Márquez son otros muchos buenos escritores): ¿qué aportaría en el rótulo de marras “hasen” en lugar de “hacen”? ¿Habría más “livertad” si la escribimos con b alta? ¿Dejaríamos de “horinar” en la calle si el rótulo fue escrito sin h? ¿Más revolución si el documento oficial dice “gobierno”? ¿Para qué se mantiene la ortografía?



viernes, 10 de diciembre de 2021

MACHISMO HASTA EN LOS INSULTOS

El patriarcado barre toda la cultura, incluso está presente en los insultos que proferimos.

En muchos países hispanohablantes “puto” es sinónimo de mujeriego. Por tanto, ser “hijo de puto” no significa ninguna ofensa: es ser hijo de un varón mujeriego, un varón donjuanesco. Pero ser “hijo de puta” es la peor blasfemia que pueda existir. “Puto” es tolerado (incluso hasta bien visto) pero “puta” es sacrílego, pecaminoso, blasfemo. ¿Machismo? ¿Patriarcado hasta en los insultos?



 

jueves, 9 de diciembre de 2021

REDES SOCIALES Y SUPERFICIALIDAD

La actual Miss Guatemala hizo declaraciones sobre la música de marimba que provocaron cataratas y cataratas de reacciones. Más allá de lo dicho por la joven (acertado o desafortunado) queda la pregunta: ¿solo para ese nivel de “discusión” sirve el espacio cibernético? ¿Para quedarse en ver si la muchacha fue “mula” o tiene razón en lo declarado? ¿No se podrá utilizar para profundizar la discusión respecto a, por ejemplo, por qué se sigue manteniendo un certamen de belleza premiando a “la más bella”?

Las redes sociales dan para todo… ¡sin dudas!

https://www.prensalibre.com/vida/escenario/video-miss-universo-guatemala-asegura-que-su-comentario-sobre-la-marimba-y-que-la-bailan-los-abuelitos-fue-sacado-de-contexto/

 


miércoles, 8 de diciembre de 2021

HORA DE BALANCES

Entramos en diciembre. ¿Quién habrá dicho que es el mes “más lindo del año”? ¿Será porque es un tiempo de festejos? Si hacemos un balance de lo que fue este 2021, no parece haber mucho para festejar.

 

Lamentablemente el recuento de lo sucedido últimamente en Guatemala es negativo. Más aún si tomamos en consideración lo recién presentado por el sitio World Population Review -WPR-, donde se mide el desempeño intelectual de la población mundial. Más allá que esa medición pueda ser cuestionable, la misma algo indica. Ocupar el lugar 196 de 199 naciones estudiadas, y el último puesto del continente americano, debe considerarse. ¿La población de Guatemala es “menos inteligente” que la de otras latitudes? Acaso ¿es “tonta”? ¡¡En absoluto!! En Guatemala hay gente tan inteligente como en cualquier parte del mundo. Hay científicos, pensadores, un Premio Nobel, un Premio Príncipe de Asturias. ¿Quién dijo que una tortillera o un campesino no sean inteligentes? Ahora bien: ¿por qué ese lugar en la medición? Pero, ¿qué mide ese índice? Lo que debe considerarse es que las condiciones de vida hacen que la patria del quetzal sea un país más cerca del siglo XIX que del XXII: población subalimentada, 18% de analfabetismo abierto, fomento del “embrutecimiento” (“En este país solo borracho se puede vivir”, dijo Asturias), niñez trabajando desde corta edad, condiciones laborales pésimas, una universidad pública destruida y muchas universidades privadas de dudosa calidad, maestros poco preparados, una clase dirigente que no necesita científicos sino gente no pensante… Ese es el balance no solo del presente año, sino de la historia de los 200 años de “independencia”, y de los 500 de conquista.

 

Hoy la situación para la gran mayoría, pueblo trabajador, sub-ocupados y desempleados, pueblos originarios, juventudes, mujeres, es decir: la abrumadora mayoría del país, es bastante desgarradora. A la pobreza crónica a que está sometida, la pandemia de Covid-19 se ha sumado como otra causa más que golpea.

 

Para el campo popular no hay ninguna buena noticia. Ahora, una vez más, en diciembre se reúnen patronal, sindicatos entreguistas y gobierno para analizar la posibilidad de un aumento salarial. Si es que se otorga alguno, esas son migajas, una burla a la clase trabajadora. La actual administración, incapaz, corrupta y represiva, como todos los gobiernos de esta democracia con cuentagotas en que vivimos, cumple mansamente co los dictados de los verdaderos factores de poder, que no están en la Casa de gobierno precisamente.

 

El Estado sigue secuestrado por un Paco de Corruptos que maneja a su total discreción todos los poderes, cerrando espacios a cualquier forma de protesta. El contubernio empresarial-gubernamental-militar-narcos se mueve como una mafia intocable, solo para beneficio propio, desoyendo completamente los reclamos populares. Prueba de ello son las formas de despojo violento y arbitrario que se han visto recientemente en El Estor, utilizando la fuerza pública con total brutalidad contra población civil desarmada.

 

Continúa el saqueo de recursos naturales por parte del gran capital, desviando ríos a su antojo, instalando hidroeléctricas o minas, violando todas las normativas y desatendiendo con alevosía a las poblaciones del lugar –en general pueblos originarios– bajo el silencio cómplice del gobierno. Peor aún, con la participación del gobierno “democráticamente” electo se reprime la protesta y resistencia popular, trabajando siempre en favor de los grandes poderes, sean nacionales o extranjeros. Si el gobierno de Estados Unidos mira a la actual administración guatemalteca con desconfianza, no es por “izquierdosa” sino por corrupta.

 

Guatemala es el país de Centroamérica que peor ha gestionado la crisis ocasionada por el coronavirus, lo que puso más aún al descubierto la precariedad de los servicios públicos, en especial los de salud. La cantidad de muertes ocasionadas por el Covid-19 fue tremendamente alta, mientras que los países vecinos, también pobres, tuvieron un mejor afrontamiento de la crisis sanitaria. El Estado continúa siendo un botín para una “clase política” profundamente corrupta y para los intereses privados que se reparten legal e ilegalmente los recursos estatales provenientes de los impuestos de las grandes mayorías.

 

Por tanto: balance en rojo para el gran pueblo.



martes, 7 de diciembre de 2021

ASQUEROSO Y REPULSIVO FRACASO DEL SOCIALISMO

De acuerdo con la Universidad John Hopkins (…) el 78% de la población cubana completó el esquema de vacunación. De esa manera, la isla se posiciona en el noveno lugar del ranking mundial, por encima de países ricos como Dinamarca, China y Australia (Estados Unidos, con poco menos del 60% de la población vacunada, está en el puesto 56). El vuelco que provocó el inicio de la campaña de vacunación en mayo revivió la economía del país frente a las crisis gemelas de la pandemia y la intensificación del bloqueo estadounidense”.

Branko Marcetic



lunes, 6 de diciembre de 2021

LA IMPRESCINDIBLE LUCHA IDEOLÓGICA

La ideología dominante es siempre la ideología de la clase dominante”.

 

Marx y Engels, 1845.

 

I

 

El socialismo no está muerto. El materialismo histórico, como método de análisis de la realidad social, sigue siendo absolutamente vigente. Y el capitalismo, aunque quisiera, no puede solucionar los históricos problemas de la humanidad. Es un sistema que genera hambre y violencia: sobra comida en el mundo, pero por las relaciones socioeconómicas vigentes una buena parte de la población planetaria sufre desnutrición. Por otro lado, cuando el sistema se traba, tiene como mecanismo para desentramparse la generación de una guerra. Tal como dijera Rosa Luxemburgo ante este despropósito: “Socialismo o barbarie”. El capitalismo ya ha mostrado lo que puede lograr: riqueza para unos pocos, pobreza para las mayorías. El socialismo, aún con las fallas que pueda presentar, sigue siendo una esperanza.

 

Como alternativa a esta monstruosidad de la sociedad basada en el mercado y el lucro empresarial surgió el socialismo científico. Fueron Carlos Marx y Federico Engels quienes dieron precisión conceptual a esto en el siglo XIX, poniéndose en marcha las primeras experiencias socialistas ya entrado el siglo XX: Rusia, China, Cuba, Vietnam, Nicaragua. Ningún proceso de esos llegó por vía pacífica (ni puede llegar), porque los propietarios capitalistas lo impiden. Nadie, absolutamente nadie cede el poder en forma pacífica; por el contrario, lucha a muerte por no perderlo. En un nivel, puede haber la hoy tan a la moda “resolución pacífica de los conflictos” en tanto no se cuestionen de fondo los poderes en juego; si se toca la médula del asunto, las reacciones son fatales, sangrientas, espeluznantes. Fueron necesarias revoluciones contundentes para cambiar algo. Por vía de elecciones en el marco de la institucionalidad burguesa no se puede cambiar de fondo nada. Los cambios sociales profundos son cataclismos y, quiérase que no, implican violencia. El mundo moderno que instaura el capitalismo en Europa cortó sangrientamente la cabeza de los nobles para establecerse. ¡No olvidarlo! “Que una sangre impura empape nuestros surcos”, reza la Marsellesa, himno por antonomasia de ese mundo moderno.

 

La democracia burguesa, representativa, no otorga el poder jamás, bajo ningún punto de vista, a los ciudadanos que votan. Esa es una farsa bien montada que sirve para mantener el orden capitalista dominante. La administración de turno no es más que el gerente político de los capitales (el gerente de la empresa, el capataz de la finca) manejando la estructura del Estado (que es, en definitiva, un mecanismo de opresión de clase). Cuando los oprimidos intentan levantarse, el Estado reprime. Y siempre vuelve a correr sangre. “La violencia es la partera de la historia”, dijo Marx. Verdad incontestable.

 

Esas primeras experiencias socialistas mencionadas surgidas en el siglo XX sin dudas dieron fabulosos resultados para la clase trabajadora, para los pueblos empobrecidos y oprimidos, para las mujeres siempre olvidadas. En cualquiera de los países donde triunfó la revolución socialista, mejoraron sustancialmente las condiciones de vida de las mayorías: alimentación, vivienda, salud, educación, servicios básicos, acceso a la cultura, y un largo etcétera, pasaron a ser bienes de todos, y no privilegios de las elites dominantes. En definitiva, eso es el socialismo: medios de producción en manos de la clase trabajadora y poder popular. Quienes antes no comían y andaban descalzos, ahora comen y se visten. No comen caviar ni usan zapatos de mil dólares, pero comen dignamente. En el capitalismo, aunque algunos comen diariamente caviar y usan ropa estrambóticamente cara, las grandes mayorías miran el festín desde afuera.

 

Todas esas revoluciones fueron siempre sistemáticamente atacadas por el mundo capitalista de las más arteras y despiadadas maneras: guerras, sabotajes, bloqueos, atentados, invasiones, maniobras desestabilizantes, bombardeo mediático. Construir una sociedad alternativa en esas condiciones es tremendamente difícil, porque obliga a vivir en un clima militarizado. “Hasta mañana”, saludan por la noche los cubanos en su revolución. “¡Si no invaden!”, responden. Pero siempre, en todos los casos, pese a esas enormes dificultades, se logró construir el socialismo. Los parámetros para comparar un sistema con otro -eso es lo cuestionable- se pusieron desde el capitalismo. Los sistemas socialistas de ningún modo priorizaron el consumo suntuario, el caviar y la ropa de marca. Por eso, vistos con esa vara, los socialismos reales aparecían como “pobres”. Allí no hay malls, obsolescencia programada, recambio infinito de mercancías. Allí la pobreza y riqueza se mide de otra manera. Mas esos países no son “pobres” en sentido capitalista: aunque sin lujos ni derroches, nadie, absolutamente nadie pasó hambre y todos tienen justicia social, educación, beneficios. Se consumen muy pocas drogas, lo cual es un indicador muy importante de la calidad de vida.

 

Valga un ejemplo esclarecedor, uno solo, pero suficiente para evidenciar lo que se quiere expresar: Nicaragua socialista, a partir de la revolución sandinista de 1979, comenzó a construir su alternativa al capitalismo. Siendo uno de los países más pobres de Latinoamérica en el momento de la revolución, habiendo soportado una sangrienta dictadura de la familia Somoza por cuatro décadas, remontó ese histórico atraso en forma encomiable gracias al nuevo proyecto sociopolítico. Pero el imperio estadounidense no lo permitió. No porque la Nicaragua socialista representara un peligro militar para Estados Unidos, tal como Ronald Reagan lo dijera en su momento (“estaban por invadir Texas”) sino por el “mal ejemplo” que representaba para los pueblos de Latinoamérica. De ahí que implementó el ejército mercenario de la Contra, al que financió durante diez años con 1,000 millones de dólares. El resultado de esa guerra inducida, guerra de baja intensidad según los estrategas del Pentágono, al país centroamericano le costó 17,000 millones de dólares (la intensidad no fue baja). La Corte Penal Internacional estableció que Washington debía pagar esa suma en concepto de indemnización. La Casa Blanca, por supuesto, desestimó la condena, y ni bien asumió la presidencia Violeta Barrios viuda de Chamorro en 1990, cuando el sandinismo perdió en las urnas, retiró la demanda. La guerra de “baja intensidad” significó varios años de retroceso para Nicaragua. El “fracaso” del socialismo, ¿se puede pensar que se debe a una “burocracia autoritaria” que hambrea a su pueblo? Los 25 millones de ciudadanos soviéticos muertos en la Segunda Guerra Mundial y la destrucción de muy buena parte de su infraestructura, golpes de los que el primer Estado socialista del mundo demoró décadas en recuperarse, ¿no cuentan en su caída años después? El embargo a Cuba ¿habrá significado algo en la escasez actual en la isla? ¿Cómo decir que el capitalismo triunfa si su modelo hace que se produzca un 40% de comida más de la necesaria para alimentar bien a toda la humanidad, pero el hambre sigue matando más que cualquier otra enfermedad? ¿Dónde está el triunfo? Porque capitalismo no son solo los centros comerciales abarrotados de productos finos y muy caros. Capitalismo, ¡¡nunca olvidarlo!!, es la explotación inmisericorde de la gran masa trabajadora del mundo, en condiciones cada vez más precarias con las políticas neoliberales que llegaron estos últimos años, agravadas ahora por la pandemia de Covid-19.

 

II

 

Los embates terribles impulsados por las potencias capitalistas, junto al hecho de ser esas experiencias socialistas primeros pasos balbuceantes en la creación de un nuevo mundo (el capitalismo lleva no menos de cinco siglos, no olvidar) hicieron que hacia fines del siglo XX muchas colapsaran: se desintegra la Unión Soviética que no pudo seguir la loca carrera armamentista en su disputa contra Estados Unidos, China se abre a mecanismos de mercado, Cuba vive su período especial, Nicaragua fue derrotada con la contrarrevolución armada. Si Europa del Este cayó también, hay que recordar que esos procesos no eran revoluciones socialistas: eran burocracias instauradas para defender a Moscú. Punto. El socialismo efectivo solo puede llegar por la movilización popular que toma el poder. Todas esas caídas, incluidas las este-europeas, sirvieron para que los capitales gritaran triunfales: “¡el socialismo fracasó!”. Sin embargo, parece que esa mirada es bastante miope, porque todas las guerras iniciadas en el siglo XX fueron impulsadas por países capitalistas, y en los países socialistas, aunque no hay shopping centers repletos de mercaderías -muchas de ellas superfluas- nadie, pero absolutamente nadie pasa hambre. En los países capitalistas, en los llamados “periféricos” (Tercer Mundo o Sur global), pero también en los “centrales” (América del Norte, Europa Occidental, Japón) sí hay hambrientos, gente que mira los shoppings centers sin la más mínima posibilidad de entrar a consumir. La falta de alimentos, de agua potable, de viviendas, de salud, de educación, de dignidad, ¿están en las oscuras dictaduras comunistas o en el 90% de países capitalistas? ¿Por qué se dice que el capitalismo triunfa y el socialismo es un desastre?

 

En medio de la ola neoliberal que venía barriendo el mundo desde los 70 del siglo XX, y a partir de la derrota infligida al campo popular en todo el mundo con esas políticas fondomonetaristas, el discurso dominante mostró la supuesta inviabilidad del socialismo y el triunfo del modelo capitalista. El golpe fue grande, enorme, dejando a las izquierdas algo, o bastante, aturdidas. Por eso, desde hace décadas, el mensaje omnímodo del capitalismo tomó la hegemonía, y la ideología impuesta muestra las propuestas socialistas como total fracaso. ¡Pero no es así! La actual pandemia de Covid-19 ayuda a evidenciarlo. El sistema de salud totalmente privatizado de Estados Unidos o de Europa Occidental no pudo contener la crisis sanitaria con el mismo éxito que lo lograron, por ejemplo, Cuba o la República Popular China. ¿Es más “exitosa” la empresa privada que los planteos públicos? ¿Por qué? Es más exitosa para quienes hacen negocio de la salud (corporaciones farmacéuticas, como las que generaron las vacunas contra el coronavirus, o las prácticas privadas en hospitales y clínicas). Pequeña diferencia, ¿verdad?

 

Cada vez hay más pobres en el mundo, los problemas ancestrales (hambre, ignorancia, patriarcado, racismo), más el ecocidio fabuloso que se vive ahora, son evidentes en el sistema capitalista. Mientras sobra comida, mucha gente fallece por falta de alimentos; las guerras no terminan; el patriarcado y el racismo no desaparecen; la ideología dominante anestesia cada vez en forma más sutil, la desesperanza campea (el consumo creciente de drogas lo evidencia: 1,600 muertes diarias por sobredosis a escala global), la distancia entre ricos y pobres y entre Norte y Sur se profundiza. En medio de ese clima de retroceso para la gran mayoría planetaria de clase trabajadora golpeada y explotada, la ideología de derecha parece afianzarse. Las propuestas de izquierda no terminan de tener eco, faltando un horizonte revolucionario claro, con proyectos convincentes. Por el contrario, crecen preocupantemente posiciones de derecha xenófobas, racistas, neonazis, supremacistas.

 

Los pueblos ya no aguantan más la explotación y miseria que el capitalismo (¡¡no el socialismo!!) ha traído estos años. Pero la ideología impuesta -muy científicamente implementada- transformó el “comunismo” en una mala palabra. Por eso la desesperación popular no encuentra caminos transformadores, ni las puede encontrar con los partidos políticos que ofrecen las democracias parlamentarias. Las elecciones democrático-burguesas, curiosamente, muestran triunfos de candidatos de derecha y ultraderecha, lo que puede llegar a confundir. ¿Los votantes aman a sus verdugos? Antes se hablaba de “Síndrome de Estocolmo”. ¿Habrá algo de eso?

 

En términos globales se ha entronizado un discurso derrotista, casi de resignación, adaptacionista: “¡sálvese quien pueda!”. Una forma de entender el mundo donde pareciera que la idea de cambio se ha ido esfumando. Claro que eso no se dio por arte de magia: hay un poderosísimo y muy bien articulado trabajo detrás, donde se complementa la represión sangrienta, la precarización laboral (tener trabajo es casi un lujo, y hay que cuidarlo como tesoro) y los aparatos ideológico-culturales funcionando a pleno. Los dueños del capital saben lo que hacen, y sus tanques de pensamiento, todo su monumental aparato ideológico-propagandístico -realizado con las más refinadas técnicas de control social- tienen claro el cometido: mantener el sistema a cualquier costo. Sin dudas, lo saben hacer muy bien. Los resultados están a la vista: una pequeñísima, casi insignificante minoría tiene el control del mundo. Demás está decir que detrás de los tanques de pensamiento están los tanques de guerra. En los socialismos reales hay presos políticos, se arguye. ¿En el capitalismo no? En Estados Unidos no se violan derechos humanos ni se tortura… ¡pero en Guantánamo sí! ¿No hay excesiva hipocresía en ese infame discurso ideológico?

 

Esa ideología se trasunta todos los días, minuto a minuto, abarcando todos los espacios del quehacer humano. Lo que otrora hacían las religiones -judeo-cristiana, musulmana, hinduista, budista, cualquiera de ellas- ahora lo hacen, con fuerza mucho mayor utilizando una tecnología probadamente efectiva (ingeniería humana), los medios de comunicación. El capitalismo moderno, hoy día expandido por todo el orbe, tiene como un elemento básico imponerse en base a su penetración ideológico-cultural. Por ejemplo: Hollywood, emblema por antonomasia del rapaz capitalismo más desarrollado del mundo sito en Estados Unidos, es considerado por su clase dominante un arma tan poderosa como sus fuerzas armadas. Se conquista un territorio, o el mundo, no solo con los marines o los misiles, sino con la ideología. El campo popular, en ese sentido, está muy a la zaga. Una radio comunitaria, un periódico barrial o una página web alternativa no pueden competir ni remotamente con los gigantes capitalistas de la comunicación. Aunque sean puras mentiras descaradas, los mensajes dominantes inundan el mundo y crean opinión, moldean nuestras cabezas: “Todo depende de usted”, “El Estado es deficiente y corrupto; solo la empresa privada funciona bien”, “Las fortunas se hacen trabajando duro”, “En el socialismo real la gente está sojuzgada por una dictadura atroz. En los países capitalistas la población es libre”, “Si trabaja duro puede llegar a ser millonario”, “Las penurias de las poblaciones se deben a la corrupción de funcionarios venales”. Estamos en la era de la post-verdad. De lo que se trata es de mentir, mentir descaradamente, manipular. ¡Eso es la ideología!

 

III

 

Hoy, desde la emblemática caída del Muro de Berlín y el grito triunfal de “fin de la historia y de las ideologías” que en su momento pronunciara Francis Fukuyama como intelectual orgánico del sistema, la ideología de derecha barrió prácticamente todo. Nos convencieron que el comunismo es mala palabra, que no hay alternativas a las democracias de mercado, que lo que se vivió o vive aún en los socialismos es una sangrienta dictadura empobrecedora, y que violencia social y política no nos llevan a ningún lado. Por eso hay que dejar a Marx para dedicarse a Marc’s: Métodos Alternativos de Resolución de Conflictos. Tan monumental es esa prédica, que ha prendido largamente en las poblaciones. No se podría entender si no que los pueblos sigamos sumisos, aguantando hambre y represión, y que aún se vote por un Berlusconi en Italia, un Trump en Estados Unidos, un Duque en Colombia, un Bolsonaro en Brasil o un Piñera en Chile. ¿Cómo es posible que ganan presencia en los Congresos diputados neofascistas? ¿Por qué mueven más los telepredicadores que los discursos revolucionarios de la izquierda? ¿Somos tontos o la ideología nos vuelve tontos? ¿Por qué es más importante el último gol de Messi o el noviazgo de la actriz de moda que nuestra situación de precariedad? “Nuestra ignorancia fue planificada por una gran sabiduría”, dijo acertadamente Scalabrini Ortiz. ¡Eso es la ideología! No queda ninguna duda que la derecha lo sabe, y sabe implementar ese trabajo ideológico-cultura a la perfección. La llamada “ingeniería humana” no es sino eso. Nos han querido transformar de “trabajadores” en “colaboradores” … ¡y en muchos casos lo han logrado!

 

¿Cuántos mensajes críticos al sistema se reciben al día, y cuántos lo alaban? La asimetría es abismal. Toda la parafernalia mediático-cultural está hecha para mantener la estructura económica, para que nada cambie, no para analizarla críticamente. Los cambios que se permiten son bien pensadas válvulas de escape, gatopardismo: cambiar algo para que no cambie nada. Por ejemplo: la renta básica universal. La roca dura del sistema no se toca. ¿Cuántas críticas al socialismo llegan minuto a minuto? Son interminables. El bombardeo es constante, sistemático, metódico, muy bien hecho con las más refinadas técnicas mercadológico-publicitarias y de psicología social. Se dijo que el internet, la red de redes, democratizaría la información y la cultura. Vemos que no es así. De los 13 servidores raíz de internet 10 se encuentran en Estados Unidos controlados por empresas privadas, universidades o instituciones militares, mientras otro está en Tokio (Japón), otro en Estocolmo (Suecia) y otro en Ámsterdam (Países Bajos), todos centros capitalistas que defienden a muerte el sistema, siendo el idioma inglés el único utilizado en sus protocolos y lenguajes de programación (recordemos que se hablan 2,000 lenguas en el mundo). Cada mensaje que se transmite por un medio de comunicación o medio cultural (radio, televisión, prensa escrita, libro, internet, cine, afiche publicitario) o por un agente ideológico (familia, docente, iglesia) reafirma el capitalismo denostando esa “dictadura sangrienta y empobrecedora” del comunismo. No existe la más mínima democracia en la información y en la transmisión cultural, aunque el “mundo libre” se llene la boca hasta el hartazgo hablando de libertad y democracia, términos que, de tan manoseados, ya no significan nada. ¿Tiene el campo popular algún servidor, algún satélite geoestacionario que retransmita informaciones?

 

Vivimos bombardeados en forma creciente por una ideología que fomenta el lucro, el consumismo, el individualismo hedonista, el “sálvese quien pueda” en definitiva, entronizando el capitalismo como la máxima aspiración humana. Se presenta el sistema como hiper ganador luminoso al lado de un socialismo dictatorial, pobre, desabastecido y opaco. Se argumenta, supuestamente con aire doctoral y como demostración ineluctable, que los socialismos reales cayeron por ser inviables, y que si China ahora “triunfó” es porque apeló a mecanismos de mercado. Se da por supuesto que un shopping center repleto de mercaderías es el “éxito”, y que hacer estudiar Marx en la universidad es “adoctrinamiento”, pero no se reconoce que para que no más del 15% de la población del planeta puede comprar en esos centros comerciales, el 85% restante sufre en forma indecible. Y ver películas de Hollywood todos los días o recibir noticias de la CNN, ¿no es adoctrinamiento? No hay que olvidar que en este mundo capitalista globalizado mueren todos los días 20,000 personas… ¡de hambre! En los países capitalistas, no en los socialistas. Y que mientras un ciudadano estadounidense consume diariamente 200 litros de agua, uno en el África sub-sahariana consume un litro, ¡en países también capitalistas! ¿Dónde está el triunfo?

 

La ideología es eso: una pátina invisible que se filtra en todos los espacios sobredeterminando nuestra visión del mundo. De Cuba la gente “huye,” pero de todos los empobrecidos países latinoamericanos o africanos “migra”. Fidel Castro fue un dictador porque estuvo décadas en la dirección de su país, pero la reina del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte -¿de qué vive esa mujer?, ¿de su trabajo?- que lleva 69 años en el poder, es legítima. ¿Cuántos países invadió Cuba en ese período? ¿Cuántos invadió Gran Bretaña como miembro de la OTAN? ¿Alguien puede entender esas “explicaciones”? Tal como decía el teólogo Tertuliano en el siglo II: “creo porque es absurdo” (que una virgen se embarazara por el espíritu santo, por ejemplo; y que su hijo, 33 años después, al morir resucitara y saliera volando hacia el cielo). Del mismo modo puede decirse de la ideología: vemos el mundo con las anteojeras que la clase dominante nos prepara para verlo. Se fuerza a creer algo “aunque sea absurdo”: “los pobres son pobres porque no se esfuerzan”, “ser puto -mujeriego- puede ser encomiable, pero ser puta es sacrílego”. “blanco con Mercedes Benz: empresario exitoso, negro con Mercedes Benz: chofer o vehículo robado”. ¿No resulta ofensivamente maquiavélico que se pueda hablar con tranquilidad de post-verdad?

 

Las grandes mayorías estamos desorientadas, adormecidas. ¿Por qué no reaccionamos? Porque el trabajo de amansamiento está muy bien realizado. Ese amansamiento lo lograron montañas de cadáveres y ríos de sangre en estas últimas décadas, impulsadas siempre por la empresa privada. Lo que se llamó “pedagogía del terror”. Y aterrorizados que fuéramos por esa sangrienta represión, seguimos anestesiados y amansados por la ideología conservadora que nos envuelve. “Los comunistas se comen a los niños”; ¿por qué nos lo llegamos a creer? ¿Qué hacer ante este panorama, a veces un tanto desolador?

 

¡No rendirse! “Podrán cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera”. En este momento, que no es precisamente de avance revolucionario, hay que reorganizarse. Una tarea básica ahora es retomar la iniciativa, recuperando la lucha ideológica. De ahí que sea tan importante, vital, decisivo, dar la batalla en ese campo. Hay que volver a darle credibilidad a la lucha revolucionaria, a los ideales socialistas. El desastre para la humanidad no lo provocan las “dictaduras comunistas” sino la dictadura del mercado, el modelo expoliador y criminalmente ecocida del capitalismo. Eso es lo que hay que volver a poner en el tapete ahora. Combatir con la mayor fuerza esa ideología de desmovilización y apatía política que se ha instalado, mostrando que solo la organización de las masas podrá cambiar el curso de la historia. En definitiva: recuperar desde una posición transformadora la hegemonía en el campo ideológico-cultural. Páginas electrónicas alternativas como la presente se enrolan en esa tarea. La lucha ideológica no es un mero ejercicio intelectual, discursivo, diletante: ¡es vital para trazar el camino hacia un mundo no capitalista!