domingo, 9 de junio de 2019

LA PATERNIDAD





La paternidad no se restringe a una cuestión biológica; el hecho específicamente físico -la concepción- no agota su sentido. Se puede engendrar infinidad de hijos sin por eso asumirse plenamente la paternidad. Además, se puede devenir padre por la adopción legal (o no legal) de un menor. Esto muestra que la paternidad, como todas las conductas humanas, es una construcción social, simbólica, por tanto histórica.

Si hay que "asumirla", no es entonces algo dado de antemano, natural. Secundariamente podríamos preguntarnos si acaso la maternidad lo es, aunque eso excede nuestra presente reflexión. Por lo pronto sabemos que es algo que "debe aceptarse", que no adviene espontáneamente.

¿Qué significa ser padre? Es más que participar en el acto de la concepción; implica lazos afectivos, y además posicionamientos jurídicos. La noción de padre no es la de semental. El afecto hacia un hijo es algo que une de por vida, superando razones lógicas.

Pero este tipo de vínculos no está asegurado por mecanismos instintivos. No todos los varones "asumen" la paternidad. Al contrario, la forma que la misma adopta está profundamente marcada por circunstancias histórico-culturales.

Una concepción machista del mundo, donde el varón adulto es centro de los poderes y sus decisiones inapelables, hace de la paternidad una cuestión del orden de la propiedad privada. Ser padre es ser dueño de los hijos; y su crianza, dada la división social del trabajo, no es asunto varonil.

Esta visión, quizá hoy día algo permeada por pincelazos alternativos, sigue siendo dominante en buena medida respecto a cómo se entiende y vive profundamente la paternidad.

Desde ya no pretendemos establecer, vía manual, qué es ser un "buen" padre, y mucho menos cómo conseguirlo. Simplemente podemos adelantar que la dificultad en juego en este tema no es sino una patencia más de la finitud de nuestra humana condición. No somos simplemente padrillos; llegar a ser un padre conlleva un esfuerzo cuyo resultado final es siempre incierto, no exento de tropiezos.

¿Cuándo somos buenos padres? Para un varón machista ¿qué significa esto? Ser machista -esto es, no aceptar una autocrítica de los privilegios de género que tienen los varones- es algo criticable; pero sigue siendo el modelo social dominante. Aunque esta visión actualmente esté comenzando a resquebrajarse (muy lentamente aún), la idea de padre como centro familiar, no comprometido en la crianza doméstica de los hijos y proveedor material por excelencia sigue siendo una realidad. Educar a los hijos en este modelo ¿es "bueno"?

Así planteada la pregunta no ofrece salida. Por ser machista ningún padre es "malo"; es machista simplemente. A lo que se puede aspirar es a un ideal no machista, a forjar hijos no machistas. Un padre, para ser tal, no necesariamente tiene que ser "fuerte", "viril" y "estricto". Ser buen padre es, en síntesis, tener una actitud de preocupación hacia el hijo. Hay padres homosexuales. ¿Son "malos" padres entonces?

La paternidad, finalmente, es básicamente una cuestión de actitud; lo bueno es si hay autocrítica genuina y productiva respecto a cómo se asume.


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