Hace unas décadas en este espacio que llamamos Occidente, llevar tatuajes era patrimonio de hampones o de trabajadoras sexuales. Hoy es algo “cool”. ¿Será que toda la población se puso de acuerdo para proceder a ese cambio, o se es víctima de manipulaciones ocultas que ni percibimos? ¿Un producto de consumo masivo más, como las drogas ilegales?
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