viernes, 6 de mayo de 2022

LA GUERRA: BUEN NEGOCIO

La guerra entre Rusia y Ucrania no parece terminar. La Federación Rusa ya tomó lo que buscaba: el sur de Ucrania para separar esa región y, muy probablemente, anexarla a su territorio. Pero el gobierno de Washington busca afanosamente seguir adelante con el conflicto bélico. ¿Por qué?

 

1)   1) Porque no quiere rivales (Rusia y China) que le hagan sombra. Y

2)    2) Porque mantener viva la guerra le representa un fabuloso negocio.

 

De momento envió 3,000 millones de dólares en ayuda a Kiev: 1,400 sistemas de misiles antiaéreos Stinger; más de 4,600 misiles antitanque Javelin; cinco helicópteros Mi-17; tres lanchas patrulleras; cuatro radares contra artillería y contra drones; 2,000 armas ligeras antiblindaje; 300 lanzagranadas y municiones; 600 escopetas y 600 ametralladoras; 5,000 fusiles; 1,000 pistolas; 25,000 chalecos antibalas; 25,000 cascos; casi 40 millones de cartuchos de munición para armas pequeñas y más de un millón de cartuchos de granadas, morteros y artillería; 70 hummers y otros vehículos; 6,000 sistemas antiblindaje AT-4 y 100 drones Switchblade.

 

Alguien paga todas esas mercaderías al complejo militar-industrial. La guerra es negocio.

 

Ahora el presidente Joe Biden propuso al Congreso la aprobación de un paquete de 33,000 millones de dólares (¡33,000 millones!, más o menos el PBI de Uruguay, o de Bolivia, o de Uganda, o de Sudán) para armar a Ucrania en busca de la “democracia y la libertad”. ¿A dónde llegará ese dinero? A la caja registradora de las empresas del complejo militar-industrial, obviamente. ¿Quién lo paga? En definitiva: el mundo que está sujeto al dólar (casi la totalidad del planeta).

 

¿POR QUÉ SIGUE LA GUERRA EN UCRANIA?



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