Durante las movilizaciones anticorrupción del 2015 en Guatemala, cuando se supo que Otto Pérez Leal, hijo del presidente Pérez Molina, andaba por Mixco en un despampanante Ferrari de 250,000 dólares, alguien expresó indignado: “¡Ni que fuera el hijo de un jeque árabe!”
Pareciera
que un político corrupto es un indecente, mientras que un acaudalado empresario
es decente. Pero: ¿cómo se hace una acaudalada fortuna? ¿Con decencia? ¿Trabajando
duro? No… ¡¡hay explotación!! No existe otra forma.
La
lucha contra la corrupción (hoy día tan de moda), como si ésta fuera la causa
última de las penurias de la gente, esconde la verdad, la cruda realidad: ¡hay
explotación! Solo gracias a ella se amasan fortunas.
LA CORRUPCIÓN NO ES LO QUE NOS
HACE POBRES. ¡ES LA EXPLOTACIÓN!
https://www.youtube.com/watch?v=0fiH5XbeYUY
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