La Comuna de París, primer experimento socialista de la historia, en 1871, o los primeros decretos de la Revolución Socialista en Rusia, en 1917, establecían que el sueldo de un funcionario público, de un director de alguna entidad de gobierno, debía ser, a lo sumo, el doble del de un trabajador asalariado. Hoy día los directores ejecutivos de las grandes multinacionales (los llamados CEO’s -Chief Executive Officer-) ganan hasta 320 veces lo que gana el trabajador promedio de su empresa. Cuanta mayor sea la distancia entre patronal y “chusma”, al menos para esta forma de pensar, mejor. ¿Será muy cristiano eso? ¿O será que cuanto más se sufra en este mar de lágrimas más grande será la recompensa en el paraíso?
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