En ese amplio espectro que se ha dado en llamar “cooperación internacional”, hay de todo. Bueno… desde ahí nadie cuestiona seriamente el sistema vigente, pero se conceden ciertos permisos para “jugar” a la rebeldía. Por supuesto, quien pone la plata manda. Y la plata la ponen unos pocos países capitalistas centrales, que son quienes fijan las agendas finalmente. Se puede criticar un poco, dentro de lo políticamente correcto, pero hasta ahí.
Es curioso que en estas instancias,
supuestamente defensoras de derechos humanos, con frecuencia se violen de un
modo grosero los derechos de los trabajadores: hay autoritarismo jerárquico
como en las fuerzas armadas o en la iglesia católica, no siempre se pagan
prestaciones (neoliberalismo puro y duro), con aquello de la “mística” del trabajo
no se pagan horas extras, no hay sindicatos, hay acoso sexual masculino.
EN DEFINITIVA: ¿CON QUIÉN COOPERA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL?
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