Había una vez, hace mucho tiempo, muy lejos de aquí, un príncipe que fue azul –ahora estaba desteñido– y como era muy miedoso, no cazaba dragones ni se atrevía a salvar a su princesa recluida en la torre de un castillo.
Se compró una moto japonesa, y no sabiendo manejar bien, tuvo un
accidente. Se quebró la pierna izquierda, por lo que no pudo jugar más al polo
ni practicar rafting. Ahora es senador vitalicio en algún lejano país. Para no
aburrirse, colecciona estampillas y mira siempre a Laura de América.
Y colorín colorado, me voy a tomar un cafecito.
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