Según la Organización Internacional del Trabajo -OIT- en el año 2020 a nivel mundial murieron 2,7 millones de trabajadores a causa de accidentes o enfermedades laborales, por lo que hubo más muertes a causa de la siniestralidad laboral que por la pandemia de COVID-19 (cerca de 2 millones).
No trabajar es riesgoso, porque no hay con qué sobrevivir. Pero trabajar
en las condiciones que el capital hace trabajar, parece que es más riesgoso
todavía.
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