viernes, 7 de agosto de 2020

EL MIRADOR, EN PETÉN

Nadie es profeta en su tierra…, ¿o descarado malinchismo?

 

Que la sociedad guatemalteca es profundamente racista, eso está fuera de discusión. La cuestión es cómo superar esa lacra. Desde hace unos años existe una ley específica contra la discriminación étnica. Sin embargo, el racismo continúa. Cambiar la conciencia colectiva es arduo, difícil, muy complicado.

 

Situación curiosa: la mayoría de la población nacional es indígena, pero paradójicamente funciona como minoría, es extranjera en su propia tierra, eternamente ninguneada por el discurso oficial –que, obviamente, no es pro-indigenista, que sigue viendo en los "indios" un factor de atraso–.

 

Tal es el racismo que incluso algunos dicen que "nuestros" indígenas (sic) no son mayas, que los mayas se extinguieron hace tiempo. Sin entrar en esa bizantina discusión, los actuales pueblos prehispánicos son herederos de una de las más grandes civilizaciones de la historia. Pero ello se minimiza, se tergiversa, se olvida.

 

Si a esa conciencia colectiva del ciudadano guatemalteco medio (urbano) se le preguntara por una pirámide, inmediatamente pensará en las de Egipto. Innegables joyas de la arquitectura universal, estos monumentos pasaron a ser la representación por excelencia de una pirámide. No hay otra como ellas. ¿Malinchismo? ¡Definitivamente! El racismo en juego no permite darse por enterado que aquí, en Guatemala, está la pirámide más monumental del mundo, en un sitio arqueológico sin igual: El Mirador, que sería bueno visitaran todos los guatemaltecos.

 

Allí, en medio de la selva petenera en lo que fuera la más grande ciudad de los mayas en los momentos de más desarrollo de su civilización, se alza la Pirámide La Danta, de 172 metros de altura, más alta y voluminosa que la de Keops, en las afueras del Cairo, en pleno desierto del Sahara. Tamaña majestuosidad, recién ingresada en los circuitos turísticos, no es sino una curiosidad en el imaginario social actual. ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que se asuma como una verdadera obra de arte y cálculo profundo este patrimonio cultural de la humanidad? ¿Qué sucedió en la historia del país que los forjadores de esa joya arquitectónica, los mismos que llegaron al concepto de cero mucho antes que los europeos, hayan pasado a ser hoy día "Mariítas" y "chicleros de la equina"? ¿Por qué las pirámides de Egipto sí son fantásticas y las de aquí ni siquiera se conocen? ¿Cuántos de los que leen ahora esta nota están pensando en visitar El Mirador? ¿O habrá que pensar que fueron los extraterrestres quienes las construyeron?



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