Durante el Medioevo europeo, patriarcal hasta los tuétanos, los varones aristócratas, cuando salían por largos períodos fuera de sus castillos, colocaban cinturón de castidad a “su” mujer. La propiedad privada es inviolable.
Sucede,
sin embargo (así cuenta la historia al menos), que durante esa época nunca
tuvieron tanto, pero tanto trabajo… ¡los cerrajeros!
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