La parasitaria aristocracia europea se decía de sangre azul (cuanto más blanca la piel, por no trabajar bajo el sol, más “nobles”, y se veían más azules sus venas. Los campesinos no eran tan blancos, porque trabajaban y sufrían las inclemencias del clima: simples plebeyos de sangre roja).
Ahora bien: los nuevos burgueses aparecidos con el capitalismo que, habiendo hecho fortunas, compraban títulos nobiliarios: ¿cómo hacían con la sangre? ¿Habría transfusiones? ¿La teñían quizá?
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