Informes serios de inteligencia de la OTAN y de Estados Unidos indican que la guerra en Ucrania ya la ganó Rusia, aunque la versión de los medios corporativos muestra la “heroica resistencia de Kiev”. Por ello, ante esa formidable derrota, el presidente Zelensky se había preparado para negociar con el presidente Putin un alto al fuego, tomando el compromiso de que su país no ingresaría a la OTAN.
Eso, para la geoestrategia de Washington,
sería inaceptable, porque significa reconocer el triunfo bélico de Moscú. En
ese sentido apareció ahora la “tremenda, horripilante, monstruosa masacre” de
civiles en la ciudad de Bucha, con lo que las negociaciones quedan en suspenso.
Altamente curioso. El ejército ruso niega
categóricamente haber hecho eso, las torturas y las violaciones sexuales
sufridas. ¿Para qué harían tamaña estupidez las tropas de Moscú?
Según puede colegirse, Estados Unidos –su
clase dirigente, obviamente, el complejo militar-industrial– no quiere perder
la hegemonía global ni el gran negocio de mantener una guerra perenne. Informes
preliminares indican que fue una operación de bandera falsa. Ahora, la opinión
pública mundial condena a esos “sanguinarios” rusos, y la guerra no puede detenerse.
¿Siguen los engaños? ¿Se llegará a una guerra
mundial?
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