Desde
hace años, con las políticas neoliberales, se estableció la idea que lo privado
es eficiente y lo público es burocrático, pesado, ineficiente, corrupto. ¡Gran
mentira!
Si
lo público quiere funcionar… ¡funciona a las mil maravillas! Para muestra: la
NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados
Unidos).
O
los ejércitos represores. ¿No funcionan a la perfección acaso? Y son públicos.
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