“Hay muchas paradojas en esta pandemia, la mayoría sobre cómo los más ricos y poderosos se benefician del desastre y lo empeoran. El mecanismo COVAX es una de ellas. Se presenta como forma de acceso más equitativo a las vacunas para Covid-19, pero en realidad es una forma de facilitar los negocios de las grandes farmacéuticas y proteger sus patentes, lo cual impide que los países del Sur global puedan disponer de suficientes vacunas. (…) Que se produzcan y distribuyan equitativamente vacunas seguras en una pandemia global, es un rol de la Organización Mundial de la Salud de Naciones Unidas (OMS), no de una institución privada como COVAX. Ésta se ha apropiado de tal función para prevenir que se tomen medidas imprescindibles y necesarias, como la cancelación de patentes y el apoyo internacional al fortalecimiento de capacidades nacionales para prevenir próximas pandemias. Como asociación público-privada, COVAX es una institución de “partes interesadas” (stakeholders), sin transparencia ni rendición de cuentas, donde los grandes actores privados como la gran farmacéutica, que actúa por interés de lucro, deciden tanto o más que gobiernos e instancias públicas de la comunidad internacional. Fue fundada por la Alianza Mundial para las Vacunas e Inmunización y la Coalición para las Innovaciones en la Preparación para Epidemias (GAVI y CEPI por sus siglas en inglés), esta última fundada en el Foro Económico Mundial de Davos. Y, ambas, diseñadas y financiadas por la Fundación Bill y Melinda Gates.”
Silvia Ribeiro
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