jueves, 15 de abril de 2021

¿SOLIDARIDAD O DESFACHATEZ?

Ya es hora de dejar de creernos que somos "buena gente". O, al menos, empezar a ver a este ser humano que conocemos ahora, producto de una sociedad basada en la propiedad privada y la explotación de una clase social sobre otra, como irremediablemente hijo de puta, individualista y falto de solidaridad.

 

Más allá de esas pomposas, pero vacías, declaraciones de amor al prójimo y búsqueda de la paz (u otras tonteras por el estilo), la realidad nos confronta con un sujeto con olor fétido. Queda la esperanza de un mundo nuevo, el comunismo, basado en otra matriz social, donde probablemente el sujeto que surja de allí no sea tan macabro como lo que conocemos ahora (no se equivocaba Freud cuando habló de una pulsión de muerte).

 

¿Por qué decir todo esto? Porque la observación de la realidad actual con el tema de la vacunación anti COVID-19, nos lo evidencia en forma descarnada.

 

El llamado Norte próspero (Estados Unidos y Canadá, Europa Occidental, Japón) monopoliza el 90% de las vacunas existentes. El Sur empobrecido.... ¡se jode!

 

Pero peor aún: la vacuna desarrollada por el consorcio Oxford-AstraZeneca salió defectuosa: puede producir coágulos, que llevan a la muerte con trombosis. ¿Qué hace el "desarrollado" y "culto" Primer Mundo? No la utiliza con su gente, las prohíbe... ¡y las manda para el Sur!

 

Insistamos: anida la esperanza que en un mundo de iguales (¡eso es el comunismo!) no seamos tan hijos de puta. 

 


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