Insólita noticia aparecida en el periódico “el Ayna”, de Azerbaiyán
Bakú, 22/6/2017. El señor Rasim Musábeyov, trabajador de una empresa de mudanzas en la localidad de Siyazan, no olvidará nunca en su vida la tarde del 16 de junio del 2017 y los tres días que a partir de ella le tocaron vivir.
Habiendo sido contratada la compañía donde él trabaja para realizar la mudanza de un laboratorio de análisis y tratamiento de insulina desde Siyazan hacia la capital, Bakú, junto a otros tres empleados se dedicó durante el transcurso del día jueves 16 de junio a mover y cargar en dos camiones todo el material que debía transportarse.
De acuerdo a lo que él mismo relatara luego, el mismo día 16, cuando ya estaba casi todo listo y sólo quedaba por acomodarse una refrigeradora industrial, quiso hacer una broma escondiéndose en la misma. A último momento autoridades del laboratorio decidieron que esa refrigeradora no sería llevada a Bakú, sino que quedaría en la cámara frigorífica de Siyazan.
Oculto en el aparato –de más de dos metros de altura por un metro y medio de ancho y uno de profundidad–, seguramente cansado por el esfuerzo realizado, cayó dormido. Sus compañeros, al notar la ausencia, según pudo reconstruirse posteriormente, optaron por no darle importancia al asunto, y procedieron a acomodar el aparato en la cámara fría tal como les fue indicado.
Maldiciendo la repentina desaparición de Musábeyov, pero no pudiendo hacer nada al respecto dada la responsabilidad de ponerse en marcha para terminar con el trabajo, dejaron ubicada la refrigeradora en el lugar establecido y salieron rumbo a Bakú con ambos camiones cargados. Cuando el señor Musábeyov despertó e intentó salir de su improvisado escondite, descubrió que la refrigeradora estaba dentro de una cámara fría a 30º C. bajo cero.
El que fuera su escondite para su "travesura" pasó a ser su salvación para no morir congelado. Dado el proceso de presurización de la refrigeradora en que durmió su larga siesta, el frío ambiente no lo mató. Pero tuvo que esperar ahí dentro tres largos días hasta que el lunes por la mañana la misma fue abierta y se le descubrió en su interior, deshidratado y acalambrado.
Prometió Rasim Musábeyov que nunca más dormiría una siesta en horas de trabajo.
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