Historia verídica:
J.,
38 años, profesional, soltero, ¡¡¡muy católico!!!, empezó a salir con A., 33
años, profesional, divorciada, no tan católica. Tuvieron relaciones
sexo-genitales. Comenzó a darse un noviazgo. Llegado a un punto, pensaron en la
posibilidad de unir sus vidas, incluso casándose legalmente Y POR LA SANTA
IGLESIA CATÓLICA APOSTÓLICA ROMANA. Por ello, J. insistió a A. en la necesidad
de gestionar su “nulidad matrimonial” ante las correspondientes autoridades
eclesiásticas.
Reflexión
de A.: “¿Cómo? Para coger sí, muy progresista, pero para la formalidad y la
vidriera social, muy religioso. ¡¡Qué descarado!! ¡Qué se meta su nulidad en el
bolsillo izquierdo del pantalón!”
Los
conquistadores españoles, auto-considerados “civilizados”, vinieron a traer
“civilización” a estas tierras “bárbaras y primitivas” … Pero para agarrarse
(cogerse) a las mujeres indígenas, no valía la diferencia civilizatoria. Mmmmm,
algo no cuadra allí.
Y
hoy día, más de 500 años después de aquel latrocinio patriarcal, las cosas no
han cambiado mucho. Muchos jóvenes de clase media y alta, urbanos, suelen
iniciarse sexualmente con la “indita” (la empleada doméstica) de su hogar. Pero
casarse con alguna de ellas: ¡jamás!
Se
le preguntó alguna vez a una joven estudiante de Administración de Empresa de
una distinguida universidad privada:
“¿Qué
harían en tu familia si la empleada doméstica queda embarazada por tu hermano?”
“¡¡La
echamos!!”
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