Rosa: Estoy muy contenta.
Azucena: ¿Por qué?
Rosa: Porque por primera vez
nosotras, toda la población del Sur, el pobrerío, nosotras y nosotros,
negritos, indiecitos, las y los olvidados de siempre, podemos estar felices.
Azucena: No te entiendo, Rosa: ¿por
qué estar feliz? Además de estar chingadas como siempre, muertas de hambre, con
trabajos precarios, con la pandemia estamos peor. ¿De qué felicidad hablamos?
Rosa: ¡Justamente por eso, mi
querida Azucenita! La pandemia nos hundió más de lo que ya estábamos, por
supuesto.
Azucena: Entonces, ¿qué rechingada
felicidad hay ahí?
Rosa: Bueno…, es que ahora están
saliendo las vacunas. Han hecho una gran bulla con las primeras que
aparecieron, las de las grandes compañías capitalistas occidentales. La rusa,
que parece ser la más efectiva, la menospreciaron.
Azucena: Y de la cubana que está por
aparecer, ni hablan.
Rosa: Por supuesto: lo que no
huele a empresa privada de rubios exitosos, es pecado, es algo del infierno.
Azucena: Sí, sí, de acuerdo con todo
eso. Pero ¿dónde está la felicidad?
Rosa: Pues bien: aún no se
conocen bien las reacciones de todas esas vacunas, la de Pfizer, AstraZeneca,
Moderna. Y, como siempre, aún antes de empezar a usarlas, los blanquitos ya
compraron toda la producción excluyendo al pobrerío. ¡¡Toda la producción
compraron!! Y, como siempre, nosotras y nosotros, la población pobre del mundo,
se jode, se queda con las migajas.
Azucena: Sí, es infame, deplorable.
En Canadá, por ejemplo, compraron por adelantado lotes de vacunas para vacunar
9 veces a toda su población.
Rosa: Y después se llenan la boca
hablando de democracia, libertades, derechos humanos y no sé cuánta tontera
más.
Azucena: Estamos de acuerdo, mi
querida Rosita. ¡Son unos hijos de la gran puta! El sistema es así: fomenta el
individualismo, el más repulsivo egoísmo. Te preparan para la salvación
personal olvidándose del otro. La solidaridad es pieza de museo. En Estados
Unidos y Europa ya acapararon toda la producción de vacunas a futuro, se cagan
en nosotras y nosotros una vez más, como siempre. Perfecto, lo sabemos, estamos
de acuerdo con eso. Pero, ¿y la felicidad que mencionabas? ¿Dónde, mi querida?
Rosa: Es que, por primera vez en
la historia, los indiecitos y negritos del Sur no vamos a ser conejitos de
indias para una nueva medicina que sacan las multinacionales.
Azucena: ¡Es cierto!... No se me
había ocurrido. Cuando las vacunas lleguen aquí, ya los del Norte habrán sido
los cobayos. ¡Interesante reflexión! ¿no?
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