El año 2020, además de todos los golpes que sufrió el campo popular con la pandemia de COVID-19 y el devastador paso de dos huracanes -todo lo cual mostró la precariedad monumental en que vive la mayoría de la población guatemalteca- se despidió de una manera patética: ¡no hay aumento en los salarios!
Como siempre, para fines del año se reúnen las
cámaras empresariales, los sindicatos y el gobierno, para acordar aumento a los
salarios. Pero este año NO HAY AUMENTO.
Los salarios son menos que insuficientes. La
canasta básica real (que incluye lo necesario para que una familia tipo apenas
sobreviva con el mínimo de dignidad) está estipulada en Q. 8,380.56. Los
sueldos reales -que no siempre se cobran, porque muchas veces ni siquiera eso
se paga- representan apenas aproximadamente un tercio de esa canasta.
Como no hubo ninguna modificación para el 2021
-según justificó el gobierno, debido a la crisis económica generada por la
pandemia de coronavirus- los haberes se mantienen igual que para el año 2020.
Entre sueldos y bonificaciones, quedan así:
Salario
para actividades no agrícolas: Q. 3,075.10
Salario
para actividades agrícolas: Q. 2,992.37
Salario
para actividades de exportación y maquila: Q. 2,831.77
Según invocó innumerables veces el presidente
Alejandro Giammattei, “Dios bendice a Guatemala”. Pero para que las
bendiciones no llegan. ¿Tendría razón el Premio Nobel de Literatura, Miguel
Ángel Asturias? “En este país solo borracho se puede vivir”.
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