El capitalismo, cada vez más, es esa serpiente viperina que
expolia a la gente y a la naturaleza, sin poder ofrecer salidas reales a los
grandes problemas globales. Pero nos alienta saber que la historia no ha
terminado, y tal como dijo el español Xabier Gorostiaga “los que seguimos
teniendo esperanzas no somos estúpidos”.
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