La
homosexualidad (o la sexualidad en su conjunto) sigue siendo, y sin dudas será
siempre, el talón de Aquiles de la humanidad. Hoy día muchas parejas
homosexuales (varones y mujeres) adoptan y crían niños. La moral dominante pone
el grito en el cielo al respecto. De todos modos, no hay ninguna evidencia que afirme
que esos niños crezcan “anormales”.
Los
prejuicios siguen mandando (y, según dijo Einstein: “es más fácil desintegrar
un átomo que un prejuicio”)
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