¡Matemos a los
delincuentes!
Décadas atrás
la delincuencia era un fenómeno marginal. Siempre la hubo, porque ese es un
costo de la civilización: la transgresión a las leyes es lo que demuestra que
somos humanos (los animales no tienen ese “problema”).
Pero la
delincuencia no pasaba de ser un mal menor, secundario, una marginalidad. El
capitalismo actual, por el contrario, la tiene como uno de los grandes
problemas sociales. ¿Problema artificialmente creado? En parte sí: se necestia
una delincuencia desbocada para dar como respuesta un clima de control y
militarización. Y en Latinoamérica, “casualmente” hay el doble o el triple de
agencias privadas de seguridad que policías estatales.
La
delincuencia puede ser un buen distractor. Pensamos solo en eso, y dejamos de
lado cuestiones mucho más medulares: la lucha de clases.
Ese auge
delincuencial da como resultado respuestas punitivas, y la población termina
estando de acuerdo con un linchamiento (siempre de un raterito de billeteras,
nunca de un empresario explotador o de un político corrupto), o con una policía
de “gatillo fácil”.
Es probable
que muchos de los que vean este video estén de acuerdo (y secretamente
aplaudan) con esa intervención policial.
¿SE PERDIÓ DE
VISTA EL VERDADERO ENEMIGO?
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