Unos
cuantos ancianos misóginos que viven en Roma y hablan en latín, quienes
hicieron voto de castidad en su momento y oficialmente nada tienen que ver con
el sexo, son los que deciden cómo tiene que ser la vida sexual y reproductiva
de todas las mujeres del mundo. Curioso ¿verdad? ¿¡O patético!?
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