Recientemente el Procurador
de Derechos Humanos, Jordán Rodas, se vio envuelto en un confuso episodio
ligado a una reivindicación feminista. En forma oportunista, los diputados más
conservadores del Congreso montaron un patético espectáculo donde, golpeándose
el pecho y clamando por la defensa de la grey católica, encontraron un
argumento para cobrarle la factura pendiente al magistrado de conciencia, quien
vez pasada defendió la permanencia del Comisionado de la CICIG, Iván Velásquez.
Tan bien montaron el
show que, manipulando sensibleramente la religiosidad popular, están juntando
firmas para pedir la destitución del Procurador.
Ante tan grotesca
maniobra, ¿no se podría repetir la acción (dándole otro sentido) y juntar
firmas de la población exigiendo juicio y castigo de tanto funcionario
corrupto?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario