Días atrás la
sociedad guatemalteca se vio conmocionada con una marcha atípica: la Procesión
de la Poderosa Vulva. La acción desató interminables reacciones: desde rechazo
visceral (en los sectores más conservadores) hasta la “travesura” de llenar una
página entera de Facebook con la palabra “vulva”, no faltando quien, de manera
abominablemente oportunista, quisiera aprovechar la situación para sacudirse al
Procurador de los Derechos Humanos. Se estuvo a favor o en contra del hecho,
pero nadie pudo permanecer al margen sin tomar posición.
¿Por qué sucede eso?
Quedarse con la idea –real pero limitada para la explicación– que somos una
sociedad muy conservadora, y que una marcha así es una provocación para la que
no estamos todavía preparados, no da cuenta de todo lo que efectivamente se
juega ahí. La sensación de que en países “más avanzados” (Suecia por ejemplo)
eso no sucede, es equivocada. Es cierto que en Guatemala padecemos de un enfermizo
exceso de moralismo, de doble discurso, de hipocresía; es cierto que es una
sociedad profundamente patriarcal, donde el machismo nos atraviesa hasta los
tuétanos (las cuotas de poder de las mujeres aun son ínfimas: ser “puto” hasta
puede ser una virtud, pero “puta” es extremadamente denigrante). De todos
modos, la sexualidad, siempre y en todos lados, es problemática: http://brujula.com.gt/la-sexualidad-y-nuestros-rollos/
En Suecia o Noruega,
al igual que en Guatemala, o en una tribu en las profundiades de la selva, en
un templo shaolín o en un burdel, la sexualidad es siempre la asignatura
eternamente pendiente, y sin “solución” posible. Pero… ¿cuál sería la solución?
¿Solución de qué?
¿Por qué en todos
lados, aunque se haga una manifestación provocativa como la de los otros días
rompiendo ataduras, estos temas “ponen colorado”, provocan tantas y tan airadas
reacciones? ¿Por qué, en todos lados, se cubren los órganos genitales y se
hacen interminables chistes sobre el asunto? PORQUE LA SEXUALIDAD ES LA
EVIDENCIA DE LOS LÍMITES HUMANOS, DE LAS CARENCIAS QUE NUNCA SE PUEDEN COLMAR.
Y DE ESO NO QUEREMOS SABER NADA, PORQUE LOS LÍMITES ATERRAN.
Excelente artículo donde se reafirma que la cultura conservadora y machistas nos envuelve y con ello las instituciones la refuerzan en todos los medios en los que nos relacionamos.
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