Relato
de dos huelgueros encapuchados escuchado en un pasillo de la universidad, sin
saber que estaban siendo grabados.
ENCAPUCHADO 1: Vos, ya tenemos el
guaro y la mota.
ENCAPUCHADO 2: ¿Cuánto se lleva
recaudado?
ENCAPUCHADO 1: ¡Un vergo! Y eso
que el presidente esta vez no puso. La caitada paga lo que le pidamos, porque
nos tienen miedo.
ENCAPUCHADO 2: Va a estar alegre
la babosada.
ENCAPUCHADO 1: Sí, pero ya no es
como antes. Vos sos muy patojo y no conociste los buenos tiempos.
ENCAPUCHADO 2: ¿Y qué pasaba en
los buenos tiempos?
ENCAPUCHADO 1: No nos chingaban.
Ahora, desde que los nuevos retomaron la U, ya no es lo mismo. Antes teníamos
carta blanca para hacer lo que queríamos.
ENCAPUCHADO 2: ¿Cómo así?
ENCAPUCHADO 1: Sí, así era. En la
época del general, o con el mono de oro, nadie nos chingaba. Yo siempre venía
con mi cohete, y si alguien se me ponía al brinco, ahí nomás le daba agua,
seguro de que tenía amigos que me iban a defender.
ENCAPUCHADO 2: ¿Le quebrabas el
culo a uno, querés decir?
ENCAPUCHADO 1: ¡Cabal!
ENCAPUCHADO 2: ¿Y por qué?
ENCAPUCHADO 1: Porque ese es mi
chance, vos. ¿O acaso te creés que somos estudiantes nosotros?
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