El
racismo es una justificación para la explotación económica del otro. Nunca es
de doble vía: el blanco discrimina al negro, el conquistador “civilizado” al
conquistado “primitivo”, pero no se da la recíproca. Por una cuestión de
explotación material, económica, se “arma”, se inventa la idea de superioridad
racial. Y siempre, ¡oh, casualidad!, el explotador es el civilizado que explota
(civiliza) al bárbaro primitivo.
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