Pasado el show mediático de la catástrofe –sensibleramente
lacrimógeno en muchos casos– viene la reconstrucción. Pero a un Estado que es
enemigo de la población (masacró a 245 mil durante la guerra… ¡vean si no!) lo
que sucede después que se apagaron los reflectores de la televisión, NO LE
IMPORTA.
Para muestra: lo sucedido con la catástrofe del Cambray. Demoraron
más de dos años en entregar las viviendas para los damnificados. ¿Se repetirá
lo mismo con las víctimas del Volcán de Fuego?
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