Colegas: en nuestra formación vemos muy poco, casi nada, de psicoanálisis. Y en Guatemala, lo sabemos, el psicoanálisis está bastante mal considerado en el gremio Psi (psicólogos y psiquiatras). ¿Por qué se lo aborrece, repitiéndose de él prejuicios nada fundamentados? Por ejemplo: que ya pasó de moda, que fue superado por otras técnicas, que es una visión europea inaplicable en nuestras tierras, que es muy largo y muy costoso, que solo con diván puede hacerse, que no es para cualquier público, que es solo sexualidad y nada más… ¿Por qué decimos todo eso? PORQUE NO SABEMOS CASI NADA -O NADA- DE LO QUE REALMENTE ES EL PSICOANÁLISIS.
Por eso deberíamos estudiarlo con mayor seriedad.
Hay una diferencia básica entre toda la psicología que
nos enseñan, básicamente cognitivo-conductual, entre las hoy tan a la moda neurociencias,
entre la psiquiatría clásica (con cuyo manual, el DSM, estudiamos toda la
carrera), entre todas las prácticas que se ofrecen como “psicoterapia”
(florales de Bach, coaching, técnicas de autoayuda, mindfulness, psicotaichí,
psicoreiki, hipnoterapia, etc., etc.) y el psicoanálisis. Todo lo anterior se
centra en la consciencia, en la razón, en la voluntad, en el yo autónomo. El
psicoanálisis es, justamente, el rompimiento total con esa concepción. Como
decía Freud: “Nadie es dueño en su propia casa”.
Los síntomas que padecemos (todo el mundo,
incluidas/os nosotras/os), los rasgos de carácter, las angustias, penas,
inhibiciones, mañas y taras varias que presentamos, al igual que los delirios o
alucinaciones, o las conductas “incomprensibles” que a veces tenemos (matar a
otro, fumar aún sabiendo que es dañino, el suicidio, permitirnos linchar a
alguien, seguir la moda sin saber por qué, transgredir lo prohibido, etc.),
todo eso no se puede comprender, y mucho menos trabajarlo psicoterapéuticamente
con éxito, si no tenemos la idea de INCONSCIENTE. ¡Y eso es justamente lo que
inaugura el psicoanálisis!
Todo el mundo, borrando la diferencia tajante entre
“sanos” y “enfermos”, entre cuerdos (que somos siempre nosotras/os) y locos
(siempre los otros), todos somos SUJETOS DEL INCONSCIENTE.
Si nos ponemos a estudiar en serio todo esto, vamos a
tener mejores herramientas para nuestro trabajo cotidiano como psicoterapeutas.
Recordemos que lo nuestro no debería ser dar consejos, ni regañar, ni
sermonear. Y mucho menos referir al psiquiatra si nos viene “un caso difícil”.
Lo nuestro es poder saber escuchar el deseo inconsciente de quien consulta,
ayudándole a que él se pueda escuchar, y procesando ese material oculto
(haciendo consciente lo inconsciente), se pueda hacer cargo de su propia
historia, con lo que desaparecerán sus malestares.
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