miércoles, 3 de julio de 2019

TODOS SON ENEMIGOS PELIGROSOS…





Para el llamado Pacto de Corruptos que viene gobernando el país desde hace cuatro años, pareciera que el furioso espíritu anticomunista (conservador, y en caso guatemalteco, profundamente clerical) de la Guerra Fría aún sigue presente. Ello se manifiesta en el discurso abiertamente antiprogresista que se ha venido dando en estos últimos tiempos, donde cualquier atisbo de cambio o disenso (la misma ONU, el anterior embajador estadounidense Todd Robinson, el actual Papa Francisco, la lucha por el aborto o por los derechos de diversidad sexual) es visto como “comunista”, desestabilizador, peligroso.

La posibilidad que gane la UNE con Sandra Torres a la cabeza en la segunda vuelta, de hecho, la percibe como sumamente amenazante, porque le hace sentir que podría perder su absoluta impunidad. ¿Volvería la CICIG? (Y que quede claro que la candidata Torres no es, precisamente, una “blanca palomita”).

En esa lógica de derechización creciente, las organizaciones no gubernamentales que trabajan en relación al campo popular, siempre con fondos de la cooperación internacional, son vistas como desestabilizadoras, casi terroristas, por cuanto “financian la subversión, las marchas caóticas, las propuestas alternativas”. De esa cuenta se encuentra en el Legislativo la INICIATIVA 5257, que dispone aprobar reformas al Decreto número 02-2003 del Congreso de la República, Ley de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo, pues sienten que ahí, entre otros frentes, hay movilización de base peligrosa. La intención es silenciar ese trabajo. De ahí que se pretender obstaculizar el trabajo de esas ONG’s.


PERO… ¿NO ES QUE EN LA DEMOCRACIA SE VALE DISENTIR?



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