Padres: Ya cumpliste 18 años, entonces creemos que llegó el momento de contarte algo muy importante.
Hijo: Adelante,
los escucho.
Padres: Hijo
querido: quizá te sorprenda lo que te vamos a decir, te resulte raro, o
increíble. Pero es la pura verdad. Y nos parece imprescindible que lo sepas.
Hijo: Bueno,
¿por qué tanto misterio? ¡Cuenten! ¿De qué se trata?
Padres: Es
difícil para nosotros decírtelo, pero sin dudas ha llegado el momento. Te
criamos como nuestro hijo adorado, nuestro único hijo. Nunca te faltó nada, de
nada te puedes quejar. Pero pasa algo: no eres nuestro hijo.
Hijo: ¿Y
eso? ¿Cómo que no soy su hijo?
Padres: Es
que cuando nació nuestro verdadero hijo, el pobrecito tenía Síndrome de Down.
No lo resistimos. Ese fue un golpe demasiado grande para nosotros.
Hijo: ¿Entonces?
Padres: En
la maternidad hicimos el cambio. Con algunos billetes todo se arregla. Eso es
historia conocida.
Hijo: Pero,
¿hijo de quién soy?
Padres: No
lo sabemos. Solo sabemos que cambiamos a nuestro hijo biológico, nacido con esa
condición, por otro, normal. Y ese bebé normal lo tomamos como propio. Nos
hicieron los papeles correspondientes y nos fuimos a casa. El niñito con
atraso…, ya ni sabemos qué pasó.
Hijo:
O sea que yo no soy su hijo biológico….
Padres: No,
pero te queremos más que si lo fueras. En estos 18 años ya te habrás dado
cuenta.
REACCIÓN UNO
Hijo: Bueno….
¿qué puedo hacer ahora? Ustedes son mis padres, me criaron, me amaron siempre,
jamás hubiera sospechado algo así. ¿Para qué mover las cosas ahora? Más aún:
eso sería imposible. De acuerdo: gracias por habérmelo contado, pero no me
cambia nada mi vida.
REACCIÓN DOS
Hijo: ¡Pero
qué hijos de puta que fueron! ¿Cómo se permitieron hacer algo así? Le
desgraciaron la vida a una familia. ¿No les da vergüenza? Ahora mismo me voy a
ir a buscar a mis padres. Si no estoy mal, ustedes me dijeron que nací en la
Maternidad Santa Cecilia ¿no? Ahí voy a ir, voy a investigar qué pasó y los voy
a denunciar, por impostores, por mala gente. ¡Hienas!
REACCIÓN TRES
Hijo: Nunca
me hubiera imaginado algo así. Creo que esto me cambia la vida. ¿Dónde estoy yo
de verdad? ¿Quién carajo soy? ¿Soy un retrasado mental disfrazado de normal?
¿Por qué me están engañando? ¿Yo no soy yo entonces? Me voy a ir a la calle a
vivir de indigente, o me voy a suicidar, pero antes los mato a ustedes, y
después mato a todos, y me voy al cielo. Y voy a buscar a mi hermanito con Down
y le voy a decir que todo esto es un chiste de mal gusto. ¿El Diablo tiene algo
que ver en esto? Dios no existe, solo el Demonio. Uy… ¡qué intríngulis, dios
mío! Siento que me enloquezco…
REACCIÓN CUATRO
Los cuerpos de los tres fueron hallados sin vida en sala
de la casa. El olor putrefacto de los cadáveres alertó a los vecinos, quienes
llamaron a la policía. Las pesquisas determinaron que todos fueron apuñalados varios
días atrás. Primeramente fueron asesinados los padres, que presentaban muestras
de haber sido atacados innumerables veces, con más de veinte heridas cada uno. El
cadáver del joven evidenciaba un tajo en la garganta. La sangre de los tres empapó
completamente la alfombra.
REACCIÓN CINCO
Al recibir la noticia, el joven entró en shock. Corrió
hacia la ventana y se lanzó al exterior. La caída fue fatal, pero no murió. En el
golpe -cayó de un tercer piso- se lesionó gravemente la columna vertebral, por
lo que quedó parapléjico. Ahora, eternamente sentado en una silla de ruedas y
usando pañales desechables todo el tiempo, convirtió a sus padres en sus obligados
cuidadores tiempo completo. El cuidado que decidieron no prodigarle a un bebé
con Síndrome de Down ahora se lo dedican a su hijo de 18 años.
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