¿Coopera con el desarrollo la
llamada cooperación internacional? ¡¡No!! Es otro mecanismo más de sujeción,
sutil para el caso, pero instrumento de control. ¿Cómo esperar soluciones de
ayudas que vienen condicionadas, amarradas a agendas políticas ocultas, que
provienen de los mimos factores de poder que, mientras desembolsan unos 60,000
millones de dólares al año en cooperación, extraen de la misma región 10 veces
más como ganancia? ¿Es eso cooperación?
Algo sumamente importante a
destacar es el circuito que se establece con esa cooperación, el cual, una vez instaurado,
resulta sumamente difícil superar: si hay alguien que se acostumbró a recibir
-porque hay otro que se acostumbró a dar- se forma una relación de dependencia
casi inmodificable (verdad psicológica indiscutible: eso es la mendicidad).
Al Sur no le favorece en mucho
esta «cooperación», pues nunca jamás un país salió de pobre con ella. Véase al
respecto esta interesante evaluación (http://www.albedrio.org/htm/articulos/z/zp-001.htm)
de un proyecto de cooperación. El reto está en unirse, en buscar la solidaridad
efectiva Sur-Sur, en no olvidar que la solidaridad real también existe. Solidaridad
no es beneficencia, no es limosna. Y la justicia se hace con solidaridad, no
con caridad.
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