Hollywood
es una de las principales usinas ideológicas del capitalismo. Cada 36 horas
pone una nueva película en el mercado. En Occidente, el 85% de los mensajes
audiovisuales que se consumen, nace ahí. En cierta forma, lo que la gente
piensa/siente y repite, tiene que ver con los modelos que genera esta fabulosa
industria.
Décadas
atrás, con el auge de un capitalismo industrial, Estados Unidos entronizaba la
imagen de “buenos” (acérrimos defensores de la propiedad privada) castigando a
“malos” (quien osara enfrentar a esa propiedad). Hoy, con un desaforado
capitalismo financiero y guerrerista, el mensaje cambió: se entroniza al
“exitoso”, no importando cómo logre su éxito. De ahí que la nueva tendencia es
vanagloriar al que “la supo hacer”. “Mate, robe, viole, transgreda, estafe,
haga lo que sea… ¡pero conviértase en el Number One!”
¿VIVA
LA DESFACHATEZ, EL DESCARO, EL DELITO, SI TODO ESO SIRVE PARA “TRIUNFAR”?
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