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Marcelo Colussi
jueves, 6 de noviembre de 2025
martes, 4 de noviembre de 2025
¡QUÉ FRÍO!
Pedro era atroz. Capataz en esa cámara frigorífica donde se almacenaban productos perecederos, parecía más el dueño de la empresa que un empleado, por la forma en que cuidaba el negocio. Pero más aún, por cómo trataba a los trabajadores.
Su pasado militar -había sido sargento en el ejército-
lo seguía marcando. Se dirigía a los empleados como si fuese la tropa a su
cargo. No solo daba órdenes terminantes: abusaba groseramente de su poder, de
su situación de jefe-amo.
El odio que se había generado entre los obreros para
con el capataz era descomunal. En secreto, lo habían bautizado “el monstruo”. Efectivamente,
se comportaba como si lo fuera: insultos, ofensas, hasta incluso en algún
momento llegó al maltrato físico con alguno.
En la compañía no había sindicato; eso estaba
terminantemente prohibido. En los contratos de trabajo, en aquellos pocos que
estaban emplanillados, figuraba en forma explícita la negativa a cualquier
agrupación gremial. Eso era sacrílego; ni por asomo se podía mencionar. Por
tanto, nadie defendía a los trabajadores.
La cámara donde trabajaban almacenaba productos
perecederos por largos períodos, por lo que la temperatura rondaba los 20
grados bajo cero. Había allí carnes rojas, pescados, mariscos, además de
medicinas y pruebas biológicas. Era la más grande de la ciudad, y contaba con
todos los adelantos técnicos de última generación. Dado el frío reinante, los
trabajadores no podían exceder las 6 horas diarias de trabajo, con no más de 45
minutos de permanencia continua en la cámara, y descansos intercalados de 15
minutos. Para ingresar, por supuesto, debían hacerlo con el equipo adecuado,
consistente en ropa térmica especial.
Pedro, en un alarde de machismo, a veces ingresaba
para revisar algo solo por un instante, apenas con un sweater y un gorro de
lana. Se jactaba de ello, y trataba de “mariquitas” a los trabajadores, cuando
llevaban toda su indumentaria para frío extremo.
La puerta de la cámara se podía abrir solo desde
fuera. Era batiente, de 18 cm. de espesor, super sellada, fabricada con
materiales ultra resistentes, incluso a prueba de balas. No era fácil su
apertura y, desde dentro, no se podía manipular. Si alguien quedaba dentro por
error, debía sacárselo inmediatamente, por la hipotermia posible.
Nunca se supo cómo sucedió. Fue un sábado, cerca del
mediodía. Pedro entró con un sweater liviano, y los operarios que estaban
dentro, corrieron al unísono hacia fuera. El capataz quedó solo en el recinto.
Ya era casi la hora de finalización de la jornada, por lo que, terminado el
turno, todo el personal se fue con total tranquilidad. Pero Pedro quedó dentro
de la cámara.
Sus gritos desesperados no fueron oídos por nadie.
Cuando el lunes por la mañana se le descubrió, ya no había nada que hacer. La
fingida sorpresa de los siempre humillados trabajadores encubría una tremenda
sonrisa de satisfacción.
domingo, 2 de noviembre de 2025
EL CAPITALISMO FEROZ AVANZA
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sábado, 1 de noviembre de 2025
VIDAS PARALELAS
Testimonio 1:
Mire Lic.: con mis 27 años a cuesta, creo que fueron muy
pocos, poquísimos, los momentos alegres de mi vida. Creo que me sobran los
dedos de la mano para contarlos. Quizá cuando a los 16, por primera vez en mi existencia,
recibí un regalo de Navidad. Me lo regaló un traidito que tenía. Bueno, en
realidad: el papá de mi primera hija, que después se mandó a mudar, cuando la
bebita se murió. De ahí, mire… ¡puros vergazos! De chiquita mi nana me abandonó
a los 4 años. Me crió una medio abuela. En realidad, no era mi abuela
exactamente. Era una vieja medio loca que me ponía a lavar ropa, toneladas de
ropa, y yo no podía decirle que no. Si no lo hacía, me cachimbeaba con un
alambre. De chiquita también empezaron las agresiones sexuales. Me violaron
como a los 8 o 9 años. Varias veces, muchas. Era un dizque familiar, un tío me
parece. No me atrevía a decirlo porque me daba miedo. Al final, me escapé de
esa casa. Deambulé un tiempo, viví en la calle, y no me da vergüenza decirlo.
Ahí conocí el thinner. Cuando una tiene hambre, créame Lic. que eso lo pone
pedo y se olvida de todo, del hambre, del frío, del miedo. Así fue que a los 12
años ya empecé a tener relaciones sexuales. Pero nunca fueron placenteras. En
realidad, eran más violaciones que encuentros amorosos. La mara con la que me
juntaba, para que me dieran entrada, exigió que me abriera de piernas con
varios de ellos. Y de verdad, la pura verdad, prefería eso a los maltratos en
mi casa. Quiero decir, con mi abuela y con mi violador. De esa manera, aunque
parezca raro, era mejor estar en la calle que recibiendo pijazos todo el
tiempo. Fue así que me prostituí. Creo que a los 14 tuve mi primer cliente. Así
vino mi segundo embarazo. La niña, que ahora anda por los 11 añitos, me la
quitó el gobierno, porque dicen que yo no estoy en condiciones de atenderla. Le
confieso algo, Lic.: jamás, jamás, con todos los hombres que me acosté, logré
tener placer. Ahora menos, desde que me pegaron el Sida. Por suerte, la chava
esta que es la madama del putero donde trabajo, una canchita de pisto, muy
bonita ella, no sé por qué, pero me trata bien. Le confieso algo Lic.: estoy
enamorada de ella.
Testimonio 2:
Mire Lic.: con mis 27 años no me puedo quejar de la vida
que llevo. Esta es la primera vez que tengo un traspié. Pero creo que fue
porque los dueños no le pasaron a la policía el impuesto que les exigen cada
semana. Yo, como administradora del lugar, pagué los platos rotos. Por
supuesto, el hilo siempre se corta por lo más delgado. De todos modos, creo que
no voy a tener mayores problemas. Tengo gente bien influyente conocida. ¿De
dónde? Bueno…, nunca lo cuento, pero a mí la verdad es que no me da vergüenza
decirlo. Como sé que soy muy bonita, muy atractiva, y después de los implantes
en las bubis mucho más, para pagarme los estudios de la universidad atendí
clientes. Claro que no era como estas pobres patojas del local, que tienen
todas terribles historias a sus espaldas, que solo penas pasaron en su vida.
Yo, la verdad, no la pasé mal. Me vine a estudiar a la ciudad Administración de
Empresas. Me metí en la pública, pero rápido me di cuenta que me iba a ir mejor
si tenía un título de una privada. Ahí fue entonces donde empecé a tener tipos.
Fui de las que llaman pre-pago. Es decir: de las finas. Por eso conozco gente
encumbrada, que espero que ahora me pueda ayudar. Tuve de clientes a diputados,
ministros, alcaldes, militares de alto rango, empresarios, y hasta mujeres muy
fichudas, de esas que venían en carro con chofer y guardaespaldas. Ah, y un
obispo también. Pero si algo me incomoda ahora, Lic., es que me preocupa en
especial una patojita, quizá la más linda del grupo. La pobre tiene Sida, tiene
una hija que le quitó la Secretaría de Bienestar Social, y me necesita mucho.
Le confieso algo Lic.: estoy enamorada de ella.
domingo, 26 de octubre de 2025
EL SUICIDIO: UNA PREGUNTA ABIERTA
¿ES POSIBLE SU PREVENCIÓN?
Ponencia presentada en el Foro sobre Suicidio, organizado por la
Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala, el
16 de octubre de 2025.
miércoles, 8 de octubre de 2025
viernes, 22 de agosto de 2025
DIPLOMADO EN PSICOANÁLISIS
Docente a cargo: Marcelo Colussi (https://www.facebook.com/marcelocolussipsicoanalista/)
Organizado por CAEDUC (Colegio de
Psicólogos de Guatemala)
Modalidad virtual
Inicia: sábado 30 de agosto
Todos los sábados (12 sesiones), de 10:00
a.m. a 12:00 m. (del 30/8 al 22/11)
Bibliografía gratuita en PDF
Costo para colegiados activos: Q.900 (3
pagos de Q.300)
Inscripción: https://forms.gle/wRPqzkygY4WCeeRw7
Más información: mmcolussi@gmail.com
Whatsapp: 50296878


